martes, 1 de julio de 2014

POLÍTICA. La revancha


Corrupción: El riesgoso camino del revanchismo

A contrapelo de la corriente dialoguista que viene predominando por estos días una porción  destacada de dirigentes está pensando en recorrer el camino opuesto.  En contradicción con muchos de sus colegas e incluso con enunciados propios sobre la conveniencia de construir  espacios de consenso amplio, en el ámbito parlamentario y partidario, estas figuras de proyección nacional proponen, para después de 2015, la creación de comisiones especiales con el objeto de investigar los casos de corrupción kirchnerista. 
Descuentan una derrota de los candidatos oficialistas -algo que aún está por verse- y se envalentonan por el contexto judicial adverso para el gobierno, cuyo vicepresidente procesado, es la expresión más saliente.
 Al tope de esta avanzada aparece el senador radical Ernesto Sanz con su propuesta, de dudosa constitucionalidad, de una Conadep de la corrupción.  La criatura que imagina el senador no solo carga con una impronta revanchista sino que ingresa en el terreno simbólico al poner en un mismo plano al terrorismo de estado junto con la corrupción. Otro tanto ocurre con la diputada  Elisa Carrió que busca extremar la lucha contra los corruptos pero desde el endurecimiento de penas, sin salirse del ámbito de la Justicia, aunque en coincidencia con Sanz respecto de la equivalencia entre delitos de lesa humanidad y delitos de corrupción. También son partidarios de las comisiones especiales dirigentes como Mauricio Macri, Julio Cobos o Graciela Ocaña, ex funcionaria kirchnerista.
Pero ninguno de los dirigentes mencionados es dueño de la originalidad en esta materia, ya en 2009 y con encuestas muy favorables de las elecciones inminentes de octubre, el hoy diluido Francisco De Narváez iniciaba conversaciones para crear comisiones parlamentarias de investigación que luego de la contienda electoral se perdieron en el olvido.
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Desperonizando al enemigo
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Cualquier intento, por loable que sea, si elude el espacio natural de la Justicia para resolver causas de corrupción puede hacernos retroceder a los oscuros días de 1955 cuando el golpe militar que derrocó a Perón inició una de las cacerías ideológicas más implacables de la historia argentina del siglo pasado.  Uno de esas herramientas persecutorias fueron las comisiones especiales que intentaron en vano demostrar una supuesta avalancha de delitos cometidos desde el poder y que en realidad se instrumentaron para justificar la “limpieza política” de cuantos habían adherido al peronismo, lo que afectó la reputación y el empleo de los denunciados además de profundizar las divisiones dentro del cuerpo social.    
Tampoco puede obviarse el accionar de las 52 comisiones que funcionaron bajo la denominación de CONAREPA (Comisión Nacional de Recuperación Patrimonial) creada por la Junta Militar de 1976. Encargado de revelar la adquisición ilegítima de bienes por parte de los funcionarios salientes, el organismo ilegal tuvo su fracaso más rotundo cuando debió absolver, días después de su fallecimiento, al ex presidente Cámpora.
Para 2015 falta más de un año. Los vientos de victoria o el denuncismo mediático no deberían posicionar a los opositores en posturas revanchistas que alejan a los argentinos del necesario espíritu de unidad. En estos días se vieron hechos y declaraciones nobles como respuesta al exceso jurídico de la corte norteamericana y la sociedad sabe dar cuenta de los buenos gestos a la hora de votar.

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