El DT Marcelo Gallardo dedica la Copa a su madre fallecida días atrás
River gana la Sudamericana y entierra la amargura del descenso.
Fue 2 a 0 contra el Atlético Medellín de Colombia. 70.000 hinchas reventaron el Monumental acompañando a los campeones en la vuelta olímpica. Mercado y Pezella hicieron los goles. Pisculichi y Ponzio fueron las figuras.
Teo Gutiérrez, un colombiano de lujo al servicio de River
Cavenaghi, en plena recuperación, entró en el segundo tiempo
Scioli junto a Marangoni (izq) enfrenta las consecuencias del temporal en Luján
Más enérgico, cordial pero dando señales de autoridad, el
nuevo Scioli quiere alejarse de ambigüedades y proponerse como el representante
de mayor envergadura del Frente para la Victoria. A pocas semanas del consabido Operativo Sol
donde se despliegan miles de carteles naranja y policías azules, el gobernador ya
no comulga con aquel perfil playero pero sigue ofreciendo un mensaje de
contundente optimismo, de una Argentina que bajo su mandato irá sin demoras hacia el desarrollo económico. Lo dijo su
candidato a ministro de Economía, Miguel
Bein, “después del arreglo con los buitre la economía rebotará
violentamente”.
Se trata del Scioli ganador pero no del ganador pasivo que
suma o retiene puntos en las encuestas sino de un líder ofensivo, dispuesto a
dar la pelea definitiva. A la vista aparece una colección de gestos que refuerzan
esta mirada. Entre esos gestos se lo pudo ver en la pantalla de TN negándose amablemente a estampar su firma
para la realización de un futuro debate con otros presidenciables, evento del
que no reniega pero al que evaluó como inconveniente por la forma propuesta. Si
bien argumentó el debido respeto por otros precandidatos del FPV, quizás piense que hay algo del grotesco teatral en
este tipo de convocatorias, ¿cuál es la necesidad de comprometerse por escrito
si todos se autoproclaman democráticos y abiertos a la discusión pública?
Tampoco se achicó durante el coloquio
de IDEA, en Mar del Plata -donde supo enfrentar a muchos empresarios hoy
envalentonados en sus críticas- cuando les recordó los años felices que
vivieron gracias al modelo kirchnerista y reforzó su decisión de sostener las
conquistas alcanzadas como “base de lanzamiento del país que viene.” Es lógica
su defensa del modelo, como vicepresidente y gobernador no podría ser de otra
manera, pero también está leyendo los resultados electorales en los países
vecinos. Más allá de la conveniencia de ir como candidato de la continuidad,
las victorias de los modelos populistas muestran, además de los reclamos de
segunda generación, el apoyo de esas sociedades a los logros obtenidos. Cambio
sí, pero dentro de una continuidad. Scioli lo tiene claro: las elecciones de
Bolivia, Brasil y Uruguay y los últimos sondeos
en Argentinareafirman su visión de la competencia nacional de 2015.
No puede pasar desapercibida
la foto con el ministro Kicillof, compartiendo la inauguración de obras de
saneamiento en la ciudad de La Plata. Menos mediáticas pero de trascendencia
política fueron las declaraciones del diputado Kunkel quien no descartó
conversaciones o acuerdos con Scioli previas a las PASO de agosto del año
próximo. Hoy resultaría casi natural esta alternativa frente al grado de apoyo
que el gobernador bonaerense exhibe en las encuestas, muy lejos de otros
competidores del campo oficialista. Si bien Randazzo
podría darle batalla en la interna, por afuera de esta circunstancia no
tendría chances y a fin de cuentas el ministro de Seguridad y Transporte
tampoco es un k puro y su imagen se cimenta básicamente en la eficiencia que
muestra en el reequipamiento ferroviario y los nuevos DNI.
Además a Scioli se lo ve muy confiado en el manejo de las cuentas
provinciales y busca ofrecer una imagen serena en tiempos de escasez como la
actual. Supo capitalizar los errores de 2012 cuando fue sorprendido por la
fisura presupuestaria de la Provincia y tuvo que pedirle oxígeno a la
Presidenta para afrontar el pago del aguinaldo de los empleados bonaerenses.
Aquel fue un aprendizaje intensivo que hoy capitaliza y forma parte del sueño presidencialista.
Podrían mencionarse los acercamientos con líderes
de La Cámporacomo Wado de Pedroo los acuerdos que
teje paciente con gobernadores e intendentes o las primeras incursiones de
campaña de Karina Rabollini, un recurso que puede arriar voluntades dadas las
condiciones de la esposa del gobernador, una mujer que combina emoción y
eficiencia organizativa.
Queda por dilucidar el rol de Cristina, hoy con un alto índice de aprobación de la gestión gubernamental (más de 40%). Habrá que ver cuál
es el margen que los avatares económicos les permitirán a ambos. Está claro que
en la medida que no se disparen exageradamente las variables el grado de
adhesión popular de Cristina será determinante y las posibilidades de Scioli
crecerán. En ese escenario un 40% de los votos con ventaja de 10 puntos sobre
el segundo, tal como señala la Constitución Nacional, significa ganar en
primera vuelta. El desafío para Scioli es concitar todos los apoyos del sector
al que aspira representar, si lo consigue será una muestra cabal de su
liderazgo y de un camino más que probable hacia la presidencia. Por último, lo
impredecible. El factor sorpresa puede aportar lo suyo y quienes disputan el
poder siempre especulan con el uso de esta herramienta tan tentadora y
peligrosa al mismo tiempo.
Mientras el acoso judicial de los fondos buitre concita la
condena de países y personalidades destacadas de la política y la economía
internacionales, en la Argentina abundan las voces discordantes. Con llamativa
improcedencia, esas voces disidentes comparan
la recuperación transitoria de Malvinas bajo la conducción militar de
Galtieri con la defensa que lleva adelante el gobierno argentino en los
tribunales de Nueva York. Dicen que estamos frente a la peor combinación: populismo
(en sentido despectivo) y soberbia.
foto: taringa.net
Lo mismo ocurre frente a la transición política con miras a
2015. Destacados analistas y periodistas, hoy marcadamente opositores, ven el
final del mandato de CFK un período de alta irracionalidad con una presidenta
abroquelada sobre su círculo íntimo, con la tentación de patear el tablero y
con la mira puesta solo en el segmento del electorado que aún la apoya. Forzando
las comparaciones, equiparan
el final de mandato de CFK con el del ex presidente Menem que, hasta en las
encuestas (con apoyos del 22% a 25%), estarían mostrando un ocaso político
semejante. Más allá de los porcentajes, que hoy varían por la pulseada que encara
el gobierno con el juez Griesa, hay notorias diferencias entre aquel menemismo
en declive irreversible y este kirchnerismo que sigue dando batalla.
Alsogaray y Boudou
Entre
otras diferencias cabe destacar el espectro social que respalda a una y a otra
figura, con sectores medio bajos y populares del lado del kirchnerismo que, aún
en tiempos difíciles, percibe al vigente como un modelo amigable -mucho más si
se lo compara con experiencias anteriores- mientras que el menemismo recibía un
respaldo signado por la bonanza económica que sobre todo sectores medios y
medio altos supieron conseguir; sabido
es que los sectores medios son muy volátiles en sus preferencias y exhiben una
enorme sensibilidad según el ciclo económico sea bajista o alcista. Otro
aspecto a considerar es la pasión que despierta la figura de la primera
mandataria, excede la pasión política habitual, con lazos afectivos de largo
plazo, mientras que lo de Menem fue apenas un enamoramiento. Quedaría por
señalar el grado de corrupción, un tema que también se quiere equiparar en
cabeza de dos personajes no comparables como son María Julia Alsogaray y Amado
Boudou, al margen de que la funcionaria fue condenada y el vicepresidente
recién ingresó en la etapa de procesamiento.
En la actualidad persiste un enojo razonable por la demora
en introducir cambios y corregir errores en una economía desacelerada, pero las
modificaciones van llegando y el próximo gobierno podrá relanzar el crecimiento
y apuntar al desarrollo. Ciertamente, haber sido grifolteados no parece un
escollo menor pero están a la vista las reformas en transporte, el aumento en
la producción energética y la recomposición del frente externo (Repsol, Club de
París, CIADI).
Para el peronismo kirchnerista este no se percibe como un
fin de ciclo sin más, seguido por la extinción
de su fuerza política. En el peor de los casos habrá un estado de latencia, a
la espera del retorno si cuadran las circunstancias, pero no cabe duda que
Cristina Fernández será un referente ineludible en el devenir político de los
próximos años. Y será el tiempo el que dará lugar a un análisis menos
apasionado sobre el activo y el pasivo de las tres presidencias kirchneristas.
Después de buscarlo durante 36 años, Estela Carlotto encontró a su nieto. Se trata de Guido, hijo de Laura Carlotto, secuestrada en 1977 (embarazada) y asesinada en 1978. Según trascendió, el nieto recuperado número 114 (su nombre actual es Ignacio Hurban) se presentó voluntariamente porque tenía dudas sobre su identidad.
A contrapelo de la corriente dialoguista que viene
predominando por estos días una porción
destacada de dirigentes está pensando en recorrer el camino
opuesto. En contradicción con muchos de sus
colegas e incluso con enunciados propios sobre la conveniencia de construir espacios de consenso amplio, en el ámbito
parlamentario y partidario, estas figuras de proyección nacional proponen, para
después de 2015, la creación de comisiones especiales con el objeto de
investigar los casos de corrupción kirchnerista.
Descuentan una derrota de los candidatos
oficialistas -algo que aún está por verse- y se envalentonan por el contexto judicial
adverso para el gobierno, cuyo vicepresidente procesado, es
la expresión más saliente.
Al tope de esta
avanzada aparece el senador radical Ernesto Sanz con su propuesta, de dudosa
constitucionalidad, de una Conadepde la corrupción. La criatura que
imagina el senador no solo carga con una impronta revanchista sino que ingresa
en el terreno simbólico al poner en un mismo plano al terrorismo de estado junto
con la corrupción. Otro tanto ocurre con la diputada Elisa Carrió
que busca extremar la lucha contra los corruptos pero desde el endurecimiento
de penas, sin salirse del ámbito de la Justicia, aunque en coincidencia con
Sanz respecto de la equivalencia entre delitos de lesa humanidad y delitos de
corrupción. También son partidarios de las comisiones especiales dirigentes como
Mauricio Macri, Julio Cobos o Graciela Ocaña, ex funcionaria kirchnerista.
Pero ninguno de los dirigentes mencionados es dueño de la
originalidad en esta materia, ya en 2009 y con encuestas muy favorables de las
elecciones inminentes de octubre, el hoy diluido Francisco De Narváez iniciaba
conversaciones para crear comisiones
parlamentariasde investigación que luego de la contienda electoral se
perdieron en el olvido.
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Desperonizando al
enemigo _________________________________________________________________________________
Cualquier intento, por loable que sea, si elude el espacio
natural de la Justicia para resolver causas de corrupción puede hacernos
retroceder a los oscuros días de 1955 cuando el golpe militar que derrocó a Perón
inició una de las cacerías ideológicas más implacables de la historia argentina
del siglo pasado. Uno de esas herramientas
persecutorias fueron las comisiones especiales que intentaron en vano
demostrar una supuesta avalancha de delitos cometidos desde el poder y que en
realidad se instrumentaron para justificar la “limpieza
política” de cuantos habían adherido al peronismo, lo que afectó la
reputación y el empleo de los denunciados además de profundizar las divisiones
dentro del cuerpo social.
Tampoco puede obviarse el accionar de las 52 comisiones que
funcionaron bajo la denominación de CONAREPA(Comisión
Nacional de Recuperación Patrimonial) creada por la Junta Militar de 1976. Encargado
de revelar la adquisición ilegítima de bienes por parte de los funcionarios
salientes, el organismo ilegal tuvo su fracaso más rotundo cuando debió
absolver, días después de su fallecimiento, al ex presidente Cámpora.
Para 2015 falta más de un año. Los vientos de victoria o el
denuncismo mediático no deberían posicionar a los opositores en posturas
revanchistas que alejan a los argentinos del necesario espíritu de unidad. En
estos días se vieron hechos y declaraciones nobles como respuesta al exceso
jurídico de la corte norteamericana y la sociedad sabe dar cuenta de los buenos
gestos a la hora de votar.
El peronismo tiene una larga tradición frentista que
hoy se expresa en diferentes denominaciones, Frente para la Victoria y Frente
Renovador son las más destacadas. El radicalismo también acredita un importante
activo frentista aunque con un carácter claramente diferenciado que tiene
relación con la posibilidad de bloquear el acceso al poder o la continuidad en
el poder a los herederos de Perón. Y es allí donde puede estar hoy una de las
fortalezas o debilidades del FAUNEN. Si sus integrantes son capaces de trascender
el perfil antiperonista (hoy camuflado discursivamente como antikirchnerismo o
antipopulismo) el nuevo frente, liderado por la UCR, puede alzarse con la
victoria en 2015. Esa fue la receta ganadora de la Alianza en 1999 con Chacho Álvarez
como la pata fuerte del ala peronista. Raúl Alfonsíntambién
superó esa limitación y ganó tendiendo puentes y aún cautivando al potencial
votante justicialista con aquel célebre cierre de campaña en el obelisco en
1983.
El otro punto crítico estará puesto en la conducción
del conglomerado, en el liderazgo necesario para encabezar una fórmula
presidencial. No sólo bastará con que el radicalismo imponga su peso histórico
y específico –lo más factible- también el líder radical deberá conducir la
estrategia ganadora sin debilitar la estructura interna de la nueva fuerza pero
imponiendo un programa coherente con las demandas de sus votantes. Mediante una
conducción nítida, no colegiada y difusa, el radicalismo seguramente seguirá en
ascenso y la sangría de dirigentes hacia otras expresiones habrá concluido.
Cobos a la cabeza
Algo se está viendo en las encuestas.
Una parte de las preferencias radicales estuvieron migrando últimamente hacia
el massismo y también el macrismo supo recoger parte de ese flujo insuflando
nuevos bríos a la candidatura del jefe de gobierno porteño. Pero a partir del
lanzamiento de FAUNEN en el teatro Broadway ese flujo parece estabilizarse y
dar muestras de crecimiento a expensas de las mismas fuerzas que hasta ahora se
alimentaban de él. Massa parece el más afectado pero habría que ver en qué
medida le pega a Macri, muy dado a la caza de la diáspora radical y posible
beneficiario de un remoto acuerdo de una remota 2ª vuelta.
Sea como fuere el radicalismo parece estar ante una
nueva encrucijada histórica con una alta chance de poner un correligionario en
la Rosada. Primero deberá afirmarse en las PASO del año próximo y conquistar la
dirección del Frente Amplio para luego entusiasmar a la sociedad con un
liderazgo capaz de representarlos más allá de una jugada oportunista en la
arena electoral. Por ahora la carta radical que personifica esas necesidades se
llama Cobos ¿será suficiente? El Cletovolvió
arrepentido a su hogar político y formalmente
recibió el perdón de la burocracia partidaria. El padre del voto no positivo parece
gustar más que el gélido Binner, Pino no es el Chacho de los 90, a Sanz se lo
señala como el candidato de los empresarios y Carrió sólo entusiasma en la
Capital Federal. Para los públicos menos atentos al devenir político la
vicepresidencia kirchnerista de Cobos quedó en el olvido y la memoria de la
traición está muy bien guardada en algún cajón de la militancia radical.
El radicalismo es la columna vertebral y la cabeza del FAUNEN,
en las primarias del año próximo seguramente confirmará esa preeminencia y sus
aliados ocuparán las segundas líneas en un probable gobierno de coalición. El nuevo
frente es como una nave en dirección al espacio exterior, una vez que deje
atrás la atmósfera terrestre las partes que lo propulsaron durante el despegue
se irán desprendiendo, la nave principal y su comandante llevarán la marca
radical.
Entrevista a Alfredo Romero, ex helicopterista del Ejército Argentino
“La guerra no sirvió para nada”
A más de tres décadas
del conflicto del Atlántico Sur, Alfredo Romero, ex - combatiente y héroe de
Malvinas cuenta cómo fueron los días de combate y las anécdotas que protagonizó.
"La rendición salvó 3.000 vidas", reconoce Romero
Por María Florencia Vidal
Una mañana soleada de octubre,
Alfredo Romero abre su casa de Ranelagh, en el sur del Gran Buenos Aires para reflexionar sobre la guerra. De rasgos duros y mirada profunda, Romero, casado y padre de dos hijos, retrocede hasta los días previos a la recuperación transitoria de las islas. Romeroera un joven estudiante, fue convocado a una reunión de comando entre miembros de la Armada y el Ejército, ese día le comunicaron que iba a participar de la operación “Toma de las Malvinas” y que formaría parte del primer grupo que después desembarcó en las islas. El 27 de marzo partió con su helicóptero rumbo a Calafate. El helicóptero fue embarcado en el rompehielos Almirante Irízar y
aproximadamente a las 2 de la tarde zarpó desde Puerto Belgrano
hacia un destino que para todos los argentinos, en ese entonces, era desconocido.
¿Cómo se podría ver la guerra desde un punto
de vista más humano?
- Humana fue la toma, se podría decir, pero la
guerra es lo más sucio que hay. Cuando
te hablo de la parte humana, te estoy hablando sobre las tres posiciones en las
cuales el ser humano se encuentra en la guerra: La primera es el impacto que sufre, el miedo.
El que
te dice que los primeros dos o tres días de entrar en combate no tenía miedo es
un mentiroso.Sí, ese miedo lo ibas superando en la medida en que estabas preparado para la guerra. Después pasa, transcurrido el tiempo, si
seguís combatiendo, entrás en lo que se denomina la medicina de guerra, el
“estrés de combate”, en el cual superaste el miedo, el miedo te da coraje y
del coraje pasás al otro extremo, llega un punto en el cual no te importa vivir o morir. Transcurridos aproximadamente 30 días, a fines de mayo,
cuando se presentó un alerta para salir a bombardear, en vez de salir y con
todos los demás cubrirnos en los pozos, salimos rápido y emprendíamos la tarea
que a cada uno le tocaba: reabastecer el helicóptero, hacer el mantenimiento,
lo que fuese. Ese punto en el cual te
entregás y decís bueno, si me toca morir que me toque y se acabó, te da lo
mismo vivir o morir.
¿Cómo fue el desembarco del 2 de abril?
- Entramos en pequeños combates, porque buscamos la rendición de los ingleses, fue así que perdimos al capitán de la Armada, Pedro Edgardo Giachino, que vino a
ser el primer héroe que caía en la Toma de Malvinas mientras que las bajas inglesas fueron cero. Prevaleció el resguardo de la
vida y no atacar a matar. Eso fue la
toma. A partir de ahí empezó el despliegue a distintos puntos de la isla, con el primer objetivo de tomar la
capital.
¿Creían que tenía sentido estar ahí?
- El sentido nacionalista patriótico era luchar por lo que se creía que
era nuestro. Pero por supuesto, tampoco
era el deseo de nadie estar ahí combatiendo, peleando por sobrevivir, teniendo
frío y deseando todo el tiempo volver a casa. No es la guerra la acción
indicada para solucionar este tipo de conflictos.
Entonces ¿No valió la pena todo lo que pasó?
- La guerra en sí, trajo como consecuencia pérdidas de vidas humanas de
ambos bandos, y me deja como militar, que hay que evitarla, hay que abocarse y
poner todo el esfuerzo en la vía diplomática. La guerra, ¿valer la pena? No, no
valió nada, mirándolo desde cualquier postura no se consiguió nada excepto
muertes y sufrimiento. No obtuvimos
nada, porque hay un reloj, en términos militares, el cual marca un objetivo,
este tiene diferentes sectores, la aguja puede señalar, tengo poquito, tengo
algo, tengo mucho y tengo todo. Y por la
experiencia que tuvimos en Malvinas, ¿qué es lo que hoy tenemos? Nada, se puede
decir que no obtuvimos nada. Nuestros
superiores siempre mantuvieron la aguja en querer todo. Mientras que pudimos haber tenido algo,
poquito.
¿Qué tarea cumplía el helicóptero durante la guerra?
- El helicóptero era una pieza fundamental para los traslados de víveres,
municiones, personal, heridos y muertos. Este a la vez era un trabajo que presentaba varias dificultades, como los
vehículos se empantanaban en el terreno malvinense, los helicópteros tenían
muchas dificultades para avanzar, para unir punto con punto de diferentes
lugares donde estaban las unidades desplegadas dentro de Malvinas. Las partes que a mí me quedaron más marcadas
y las que los primeros días me hicieron muy mal, fueron sobretodo la
recuperación de heridos, y hasta pedazos de cuerpos, porque había soldados que
murieron por efecto de una granada, de una munición de camión, y me han
entregado en una bolsa un torso, nada más, sin pies, manos, ni cabeza.
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¿Cuál fue el
sentimiento que tuvo una vez terminada la guerra?
- Se acabó todo. Era una gran
sensación de impotencia. Reconozco el
tema de que la rendición fue dura, triste, pero a la vez hay que entender por
qué se rindió en ese momento el general Menéndez; si hoy podemos estar
charlando, es porque con esa rendición resguardamos la vida de aproximadamente
3.000 personas. Prevaleció la vida antes
que el combate. Los ex combatientes no se escondieron, porque a
pesar de la derrota, tenemos el orgullo de haber representado al argentino,
desde el niño, al maestro, el doctor, el ingeniero hasta el presidente, lo
hemos representado con nuestro uniforme y nuestra bandera. Con valor y heroísmo.
Hasta el día de hoy Alfredo afirma llevar una vida “casi normal”, le llevó
mucho tiempo cerrar heridas, recuerdos, angustias, cerrar visiones y audiciones
de lo que fue la guerra. Una tormenta fuerte o un rayo aún pueden conmocionarlo, llevarlo de regreso a su inconsciente, está
durmiendo y se estremece, salta, se sacude, todavía quedan secuelas.
La identidad nacional es un campo de batalla para los argentinos. Hasta tanto no se reconozcan como propias algunas características que nos pertenecen no habrá de consolidarse una identidad. A lo largo de nuestra historia hubo quienes prefirieron dejar pasar el tiempo, que todo lo borra, y apostar al olvido para construir una identidad más civilizada. Un olvido que permita diseñar un país a imagen y semejanza de mentes lúcidas, soñadoras de un futuro diferente, sin rastros de vulgaridades autóctonas. Pero la memoria difícilmente pueda barrerse por decreto o por la espada y late en el silencio de los pueblos, incluso el nuestro que parece tan desmemoriado. Los esfuerzos por imponer el olvido y falsificar la identidad agravaron el desconcierto durante el estallido de diciembre de 2001. En ese momento muchos jóvenes y no tan jóvenes se preguntaban el por qué de la hecatombe. Confundidos, unos y otros, bucearon con timidez en la historia, en busca de explicaciones. La memoria, el olvido y la historia son elementos básicos de indentidad para comprender el presente. La identidad es presente y a la vez pasado, tan actual como la noticia más urgente y por eso desde Brutal decidimos transitar por la arena caliente de la identidad. La memoria es un puente hacia la identidad, es su herramienta. Y hoy seguimos debatiendo, con buenas y malas intenciones, si hay que olvidar o recordar, como si existiese un temor a encontrar en el espejo de la historia un rostro que nos disgusta. Pero los hechos están ahí, no hay forma de cambiarlos, sí seleccionarlos. Esa es la tarea: seleccionar aquellos rasgos que nos permitan construir un relato de la identidad argentina. Esta memoria, hecha de razones y pasiones, es la que nos mueve. Apenas una pequeña porción de la identidad grande que es el mejor antídoto contra los experimentos políticos y económicos que los argentinos supimos conseguir.