Reflexiones periodístico-teológicas
¡Muera el Rey!
Cristiandad es una forma de fe impuesta y agresiva que dicta criterios que pueden destruir culturas. En cambio cristianismo es un servicio humilde de iluminación que comprende el proceso de la persona y respeta absolutamente su libertad. Un rey sin espada y que jamás se borra. Los apóstoles y el sillón de Rivadavia.
Pintura naif de Iván Vecenaj, artista croata s. XX |
Pues aquí, el otro día, me impactó un comentario a propósito de la fiesta de Cristo Rey (en junio) : “Existe una oración muy curiosa -dice el periodista- en ella se le pide perdón al Señor por tantos artistas de mal gusto que han pintado o esculpido espantosos imágenes de Cristo, en especial, de Cristo Rey. Para expresar su realeza no han tenido más símbolos que aquellos tan trillados del cetro, la corona y el manto púrpura. Da lástima que este Jesús rey, al estilo de los reyes de la Tierra, no siempre honestos, nos hace pensar en reyes como Luis XVI, llevado a la guillotina por la Revolución Francesa. Existen asimismo malos presentadores del reino de Cristo; olvidan que las cosas de Dios tienen otra forma. Contradicen las cosas de Dios. Porque el reino de Cristo no es de este mundo, es un reino que en primera instancia, brota del corazón.” -Y el fundador de un semanario, Vida Nueva, escribía tiempo atrás así: “La fiesta de Cristo Rey no trae el sonido de cañones ni el despliegue de banderas. Es una divina tarea de pacificación, es un lugar de encuentro para todos los hombres de buena voluntad, no es el sueño imposible de un paraíso en esta tierra, sino la lenta, gradual, amorosa incorporación de todos los hombres a la labor redentora. Cristo Rey significa que la frontera de la Iglesia sólo limita con la mala voluntad y el rechazo consciente de la verdad, la justicia y el amor. La fiesta de Cristo Rey no es la fiesta de los revanchistas sino la de los reconciliadores y pacificadores.”
-Y retomo nuevamente el diario colombiano: “De este contraste entre nuestro estilo y el de Dios nace la diferencia entre cristianismo y cristiandad. Cristiandad es una forma de fe impuesta y agresiva que dicta criterios que pueden destruir culturas. En cambio cristianismo es un servicio humilde de iluminación que comprende el proceso de la persona y respeta absolutamente su libertad. No caigamos en la tentación de construir en favor nuestro una cristiandad intransigente, no defendamos nuestros errores haciendo de ellos palabra de Dios. No califiquemos de sacrílego a quien no está de acuerdo con nosotros. No construyamos una Iglesia intocable suspendida en el aire, con temor a contaminarse. Vivamos nuestro cristianismo en comunidad de sencillez, de servicio, de humanidad, de libertad; así mostraremos al mundo la auténtica imagen de Cristo Rey.”
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El rey que no se borra
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-Sabéis que Cristo con respecto a su realeza era muy crítico. Echemos mano a la página de la multiplicación de los panes cuando la gente se maravilló con Él y lo señalaban como el Mesías pero Él prefería retirarse. Pero a mí me impacta mucho esa página donde los santitos Juan, Santiago, Pedro, querían nada más ni nada menos que darse humos, uno quería la Corte Suprema, el otro la presidencia del Senado y alguno también el sillón de Rivadavia. Y Cristo les da ...pero les da un paso doble diciéndoles pero...no puedo decir el término que tengo en la punta de la lengua: ¿será posible que todavía andáis con ese querer escalar?, me parece que os habéis equivocado conmigo. Vosotros me llamáis Señor y ¡lo soy!, sin embargo, ¿qué he hecho yo por vosotros?: os he lavado los pies. Y sabéis que esa función era específica de los esclavos. El primero que se haga el último, que se haga servidor de todos; esa es la postura grande, gigante, de nuestra madre celestial frente al misterio de la encarnación, que es lo más maravilloso que puede ocurrir en el mundo, ¿qué responde? soy la servidora, hágase tu voluntad, es decir, la disponibilidad. Fijáos como el evangelista Lucas pone de relieve la realeza de Cristo cuando El está exhalando su último suspiro y le dice a un ladrón hoy estarás conmigo en el paraíso porque humildemente este ladrón le pidió a Jesús que cuando estuviera en su reino se acuerde de él. También en ese mismo marco, cuando el centurión romano, que no estaba circuncidado ni tenía una sola gota de sangre semita, dijo: “verdaderamente ése es el hijo de Dios, el rey”.
Ese es el reinado, por eso Él es el buen pastor, el que da la vida por sus ovejas, que juega por sus ovejas, no el del mercenario que, en tanto cobra, sirve. No como -me viene ahora a la memoria- aquel sindicalista (Casildo Herrera) que dijo dos días antes del golpe militar del 76: “yo me borro” y dejó a todas sus huestes y se refugió bien forrado en Montevideo. ¡Esos son los reyes! pero no los reyes a la manera cristiana; ¡Cristo se juega! porque es el cordero inmolado.
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El bull-dog del Vaticano
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- Esto lo puede interpretar admirablemente San Agustín que dice: “ama y haz lo que quieras”. No andemos dando vueltas que el tercer mandamiento, que el sexto mandamiento, que…lo importante es amar porque quien no ama siempre va a encontrar algún resquicio; se va a cumplir aquello de que hecha la ley hecha la trampa. Por eso Cristo quiere que nuestra adhesión a Él arranque desde adentro y aquí vienen como anillo al dedo las palabras de ese perro bull-dog del Vaticano que fue el cardenal Ratzinger: “Jesús nunca sacó la espada y sus discípulos murieron como Él, como mártires de la paz y justamente por ello son sus testigos, testigos de quien fue y de quien no fue.” -El reino de Dios no es de este mundo pero cuidadito ¿eh?, estamos en este mundo pero no a la manera de la realeza humana. Todos aquellos que siguen las enseñanzas de Cristo, ésos son los vasallos, los soldados de Cristo. ¿Qué le dijo al cobarde San Pedro que sacó la espada cuando vinieron a detener a Jesús?: guarda la espada porque el que a hierro mata a hierro muere.
También es valioso el testimonio de un gran mártir, un gran admirador de Cristo: Maximiliano Kolbe. El salvó a un padre de familia con cuatro hijos y dice así: “El reino de Cristo está fundado sobre el amor y llega hasta el alma y penetra la voluntad. Por eso no es un reino que oprime, Jesús atrae hacia sí por medio del amor.”
- Y ahora os voy a leer un mensaje de un niño. Los niños son los que mejor interpretan las cosas, nosotros ya tenemos pliegues, intereses creados: “Ayúdame a crecer, a caminar por la vida, no me mientas, no me uses, no me presiones, no hables de odios tampoco de violencia, no me prepares para la guerra, edúcame para la paz. No me abandones, acércame una esperanza, respétame siempre y no dejés de llamar al niño que aún sigue viviendo en tí”.
También es valioso el testimonio de un gran mártir, un gran admirador de Cristo: Maximiliano Kolbe. El salvó a un padre de familia con cuatro hijos y dice así: “El reino de Cristo está fundado sobre el amor y llega hasta el alma y penetra la voluntad. Por eso no es un reino que oprime, Jesús atrae hacia sí por medio del amor.”
- Y ahora os voy a leer un mensaje de un niño. Los niños son los que mejor interpretan las cosas, nosotros ya tenemos pliegues, intereses creados: “Ayúdame a crecer, a caminar por la vida, no me mientas, no me uses, no me presiones, no hables de odios tampoco de violencia, no me prepares para la guerra, edúcame para la paz. No me abandones, acércame una esperanza, respétame siempre y no dejés de llamar al niño que aún sigue viviendo en tí”.
Nota: El padre Blasco nació en España hace 76 años. Lleva más de treinta de actividad pastoral en el país, especialmente carcelaria. Marcado por esa experiencia, alcanzó una visión profunda del Evangelio que lo distingue de otros sacerdotes que no consiguen “bajar” el mensaje liberador de Cristo a la letra de lo cotidiano. Dueño de una amplia cultura, sabe combinar con destreza elementos característicos del periodismo como la titulación atractiva y la selección adecuada de los textos, plenos de frases breves y punzantes, junto con el dominio de la oratoria y los conocimientos teológicos. El producto es un mensaje estimulante, renovador. Cautiva a su audiencia dominical que con frecuencia irrumpe en aplausos y en más de un ¡bien padre! y otras expresiones no menos efusivas. La fórmula: con los pies en la tierra del Periodismo y con la mirada en el cielo de la Teología resulta de una eficacia comunicativa irrefutable. La fina ironía y el humor no están ausentes en sus reflexiones donde pueden encontrarse referencias a personajes como Pinochet, De la Rúa, Kennedy o Luther King, de quienes extrae sus debilidades o virtudes más descarnadamente humanas. Ejemplos comparativos de la corrupción de antaño y la actual, comentarios futbolísticos, fragmentos de algún poeta, artículos de periodistas-teólogos de otras latitudes, palabras de la Madre Teresa de Calcuta y recortes de los principales matutinos se entrelazan con maestría con las cartas de San Pablo, las páginas del Antiguo Testamento y frases contundentes de Jesucristo. Por su índole netamente ecuménica el mensaje es potable para los creyentes de otras religiones y aún para los no creyentes ya que su amenidad se impone por encima de otras afinidades. Obsesionado por mantener la atención estricta del auditorio produce ademanes teatrales, cambios de tono y preguntas que llevan a los feligreses a no perder detalle de estas emisiones creativas y de alta vuelo que con puntualidad nunca superan los quince minutos. De la misma manera que los diarios modernos Blasco ofrece dos lecturas. Una rápida a través de sus exposiciones y otra profunda a la que se puede acceder mediante una guía breve con las lecturas bíblicas del día. Oir a Blasco conmueve por su lucidez e inteligencia. Aunque no admita que su prédica se convierta en palabra impresa o digital, en realidad estas palabras –pronunciadas entre 1998 y 1999- no son de su pertenencia exclusiva, son producto de una feliz racha creativa y deben ser comunicadas a los hombres. Y Blasco sin duda es un creador talentoso al servicio del Señor.
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