Los pastores de la muerte también invocan a Cristo
La manipulación del mensaje cristiano en tiempos violentos permitió que muchos crímenes se cometieran con tranquilidad de conciencia. Hay líderes que llevan al fondo del precipicio a sus subordinados como el presidente de facto Galtieri durante la guerra de Malvinas. Pero también hay pastores como el padre Mugica, fusilado por la Triple A, que dieron la vida por una sociedad más justa. El hundimiento del crucero General Belgrano. Explica el padre Blasco.
- Para traer a cuento en este día, nada mejor que la lectura de un artículo publicado en La Nación relacionado con el asesinato de un obispo guatemalteco que, resumidamente, dice así: “El feroz asesinato del obispo Juan Berardi ha puesto en evidencia las extremas dificultades por las que atraviesan muchos países en el mundo y particularmente América por el difícil paso de la violencia institucional a la sociedad pluralista. Monseñor Berardi ha muerto a los 75 años consumiendo su vida en el fuego de esas preocupaciones pacificadoras. Sobrevivió a atentados, conoció el exilio y se contó entre los mediadores que a comienzos de esta década coincidieron en hacer la paz entre el gobierno, sus aliados, los guerrilleros y la población misma.” Más adelante, dice el comentarista: “El infatigable pastor encontró finalmente el martirio, salvajemente destrozado su rostro a ladrillazos...” Y termina: “Hubo cientos de miles de muertes en su patria; monseñor Berardi se sentiría feliz acaso si su martirio ayudase a poner fin al proceso de asesinatos y represalias que ensangrantaron al país durante los últimos treinta y seis años.”
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El padre Mugica _____________________________________________________________
- ¿Sabéis quién fue el padre Mugica, lo recordáis? El cuidaba el barrio de marginados de Retiro y ahí tiqui-taca (hace gestos de ametrallamiento) ¿Recordáis al padre Soares, que pertenecía a la parroquia de Nuestra Señora de la Merced, allí en la calle Echeverría, Barrancas para más detalles? También en este barrio tiqui-taca. Yo a la pregunta que voy es a ésta: ¡¿Quién va a cargar las antorchas que han dejado estos hombres, estos sacerdotes, estos obispos, quién?¡ !¿Quién de los jóvenes aquí presentes acepta el reto que se lanza desde el más allá?¡ ¡¿Quién, quién de los presentes?! Pero vamos ahora a aterrizar un poco porque nos estamos llendo por las ramas. Sabéis que al Buen Pastor, Cristo, tenemos que escucharle en primer lugar y luego ¡seguirlo! Porque desgraciadamente no hay peor sordo que el que no quiere oír. No es que nosotros no incorporemos el mensaje de Dios pero terminamos manipulándolo de manera tal que en cierta medida no nos alcanza. Y a propósito de escuchar al Pastor dice el gran teológo, el padre Cocard que “el pueblo judío, el pueblo de la Biblia, se caracterizaba por su capacidad de oír. En cambio, el pueblo griego, precursor de la moderna cultura occidental se distinguió por su capacidad de ver. Uno es el pueblo de la palabra, el otro es el de la imagen. Uno se caracteriza por la religión del oído y el otro por el de la visión. No en vano toda la fe giraba en torno a ese llamado imperativo del cielo. ¡Zema, Israel!, ¡Escucha Israel! La pregunta es: ¿Realmente nosotros escuchamos esa palabra de Dios, es decir, la estamos llevando a la práctica o la ma-ni-pulamos. Porque sabéis que invocando a Dios, algunos llevan al paredón al semejante, sí, invocando a Dios. Y el otro verbo es seguir, porque muchos oyen pero muy pocos lo siguen. A propósito, para ser más breve podríamos citar unos pocos ejemplos en el Evangelio donde se les pide a los hombres seguir e imitar a Jesús. ¿Recordáis cuál fue la recomendación que hizo Jesús a los primeros discípulos? Les exigió que dejaran a su padre, a su madre y a su trabajo. ¿Qué le exigió a ese hombre que trabajaba en impositiva, recordáis a Mateo que vivía metido en su oficina de la DGI, nuestra sombra negra, la DGI, no sé si tendrá algo que ver en esto nuestro Montoya, pero qué le pidió? Tenía que dejar su oficina y seguirle a él. ¿Qué le dijo a aquel hombre que tenía muchos bienes? Que tenía que venderlo y dárselo a los pobres, tenía que contentarse con escucharle a él. ¿Qué le exigió a otro joven? Que tenía que desligarse de sus afectos familiares. Entonces, seguir a Cristo quiere decir que tenemos que ponermos al servicio de la causa de Cristo. Dicho de una manera más sencilla: tenemos que convertirnos. Tenemos que dar un viraje de 180 grados porque de otra manera no seremos discípulos de Cristo. Oír, para poner en práctica el mensaje salvador de Cristo. Por eso hemos visto como Pablo y Bernabé son perseguidos; terminarán los dos, especialmente Pablo, decapitados. San Pedro terminará crucificado con los pies para arriba y así podríamos citar una infinidad de mártires. Y en nuestros tiempos podríamos recordar a monseñor Romero que fue fusilado en el altar. _____________________________________________________________
Crucero Gral. Belgrano |
-Esto sí que es estimulante porque sabéis que hemos tenido personajes ilustres, por ejemplo, podemos citar en Italia a la figura de Gásperi, que levantó de los escombros a su país o Adenauer en Alemania, o de Gaulle en Francia o Churchill en Inglaterra, Kennedy en los Estados Unidos...Pero todos esos personajes tenían pies de barro y están en la tumba. En cambio el que nos promete secar nuestras lágrimas, darnos estímulo, es Cristo. ¡Ese!, el Cordero inmaculado que está al lado del Padre Celestial. Por eso nosotros tenemos que tener a Cristo como camino, verdad y vida; el LIDER con mayúscula, El no nos va a fallar. El nos va a acompañar en la lucha, en el trabajo, en las buenas y en las malas y finalmente nos llevará ante el podio del cielo para recibir los laureles eternos. La pregunta es ¿realmente nos vamos a jugar por este Cristo o ...(balanceando sus brazos y manos) vamos a estar haciendo este doble juego, al bien y al mal, a la verdad y a la mentira, a la explotación y a la injusticia, al egoísmo y al amor? Porque este no es el camino. Cristo nos quiere transparentes, nos quiere limpios, nos quiere como él, aunque tengamos que decir desde la cruz: ¡Dios mío, Dios mío! ¿porqué me has abandonado? Porque sabía que detrás de esa cruz, detrás de esa tumba, estaba el Padre Celestial con dos brazos vigorosos para levantarlo, para sentarlo, para entronizarlo en lo más encumbrado del Cielo. Bueno ahora sólo como una anécdota...¿recordáis el último de la selección en Europa, que le ganamos a Francia 1 a 0? Pero a lo que voy es que aquellos franceses que eran decenas de miles apoltranados en sus asientos no pudieron ayudar al equipo. Nosotros también podemos convertirnos en simples admiradores, en hinchas de Cristo pero con eso no alcanza para ser sus discípulos. El que quiera ¡peces! que se moje, no hay otra alternativa. Luego, ayudados por Cristo, un día lejano, también nosotros estaremos como el cordero inmaculado recibiendo la pleitesía del cielo y de la tierra.
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Nota:
El padre Blasco nació en España hace 76 años. Lleva más de treinta de actividad pastoral en el país, especialmente carcelaria. Marcado por esa experiencia, alcanzó una visión profunda del Evangelio que lo distingue de otros sacerdotes que no consiguen “bajar” el mensaje liberador de Cristo a la letra de lo cotidiano. Dueño de una amplia cultura, sabe combinar con destreza elementos característicos del periodismo como la titulación atractiva y la selección adecuada de los textos, plenos de frases breves y punzantes, junto con el dominio de la oratoria y los conocimientos teológicos. El producto es un mensaje estimulante, renovador. Cautiva a su audiencia dominical que con frecuencia irrumpe en aplausos y en más de un ¡bien padre! y otras expresiones no menos efusivas. La fórmula: con los pies en la tierra del Periodismo y con la mirada en el cielo de la Teología resulta de una eficacia comunicativa irrefutable. La fina ironía y el humor no están ausentes en sus reflexiones donde pueden encontrarse referencias a personajes como Pinochet, De la Rúa, Kennedy o Luther King, de quienes extrae sus debilidades o virtudes más descarnadamente humanas. Ejemplos comparativos de la corrupción de antaño y la actual, comentarios futbolísticos, fragmentos de algún poeta, artículos de periodistas-teólogos de otras latitudes, palabras de la Madre Teresa de Calcuta y recortes de los principales matutinos se entrelazan con maestría con las cartas de San Pablo, las páginas del Antiguo Testamento y frases contundentes de Jesucristo. Por su índole netamente ecuménica el mensaje es potable para los creyentes de otras religiones y aún para los no creyentes ya que su amenidad se impone por encima de otras afinidades. Obsesionado por mantener la atención estricta del auditorio produce ademanes teatrales, cambios de tono y preguntas que llevan a los feligreses a no perder detalle de estas emisiones creativas y de alta vuelo que con puntualidad nunca superan los quince minutos. De la misma manera que los diarios modernos Blasco ofrece dos lecturas. Una rápida a través de sus exposiciones y otra profunda a la que se puede acceder mediante una guía breve con las lecturas bíblicas del día. Oir a Blasco conmueve por su lucidez e inteligencia. Aunque no admita que su prédica se convierta en palabra impresa o digital, en realidad estas palabras –pronunciadas entre 1998 y 1999- no son de su pertenencia exclusiva, son producto de una feliz racha creativa y deben ser comunicadas a los hombres. Y Blasco sin duda es un creador talentoso al servicio del Señor.
Daniel Guillermo Gutman
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