domingo, 2 de noviembre de 2014

POLÍTICA. EL NUEVO SCIOLI


El nuevo Scioli ganaría en primera vuelta

 Scioli junto a Marangoni (izq) enfrenta las consecuencias del temporal en Luján
Más enérgico, cordial pero dando señales de autoridad, el nuevo Scioli quiere alejarse de ambigüedades y proponerse como el representante de mayor envergadura del Frente para la Victoria.  A pocas semanas del consabido Operativo Sol donde se despliegan miles de carteles naranja y policías azules, el gobernador ya no comulga con aquel perfil playero pero sigue ofreciendo un mensaje de contundente optimismo, de una Argentina que bajo su mandato irá sin demoras  hacia el desarrollo económico. Lo dijo su candidato a ministro de Economía, Miguel Bein, “después del arreglo con los buitre la economía rebotará violentamente”.
Se trata del Scioli ganador pero no del ganador pasivo que suma o retiene puntos en las encuestas sino de un líder ofensivo, dispuesto a dar la pelea definitiva. A la vista aparece una colección de gestos que refuerzan esta mirada. Entre esos gestos se lo pudo ver en la pantalla de TN negándose amablemente a estampar su firma para la realización de un futuro debate con otros presidenciables, evento del que no reniega pero al que evaluó como inconveniente por la forma propuesta. Si bien argumentó el debido respeto por otros precandidatos del FPV, quizás  piense que hay algo del grotesco teatral en este tipo de convocatorias, ¿cuál es la necesidad de comprometerse por escrito si todos se autoproclaman democráticos y abiertos a la discusión pública?
Tampoco se achicó durante el coloquio de IDEA, en Mar del Plata -donde supo enfrentar a muchos empresarios hoy envalentonados en sus críticas- cuando les recordó los años felices que vivieron gracias al modelo kirchnerista y reforzó su decisión de sostener las conquistas alcanzadas como “base de lanzamiento del país que viene.” Es lógica su defensa del modelo, como vicepresidente y gobernador no podría ser de otra manera, pero también está leyendo los resultados electorales en los países vecinos. Más allá de la conveniencia de ir como candidato de la continuidad, las victorias de los modelos populistas muestran, además de los reclamos de segunda generación, el apoyo de esas sociedades a los logros obtenidos. Cambio sí, pero dentro de una continuidad. Scioli lo tiene claro: las elecciones de Bolivia, Brasil y Uruguay y los últimos sondeos en Argentina reafirman su visión de la competencia nacional de 2015.
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Asoma Karina
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No puede pasar desapercibida la foto con el ministro Kicillof, compartiendo la inauguración de obras de saneamiento en la ciudad de La Plata. Menos mediáticas pero de trascendencia política fueron las declaraciones del diputado Kunkel quien no descartó conversaciones o acuerdos con Scioli previas a las PASO de agosto del año próximo. Hoy resultaría casi natural esta alternativa frente al grado de apoyo que el gobernador bonaerense exhibe en las encuestas, muy lejos de otros competidores del campo oficialista. Si bien Randazzo podría darle batalla en la interna, por afuera de esta circunstancia no tendría chances y a fin de cuentas el ministro de Seguridad y Transporte tampoco es un k puro y su imagen se cimenta básicamente en la eficiencia que muestra en el reequipamiento ferroviario y los nuevos DNI.        
Además a Scioli se lo ve muy confiado en el manejo de las cuentas provinciales y busca ofrecer una imagen serena en tiempos de escasez como la actual. Supo capitalizar los errores de 2012 cuando fue sorprendido por la fisura presupuestaria de la Provincia y tuvo que pedirle oxígeno a la Presidenta para afrontar el pago del aguinaldo de los empleados bonaerenses. Aquel fue un aprendizaje intensivo que hoy capitaliza y forma parte del sueño presidencialista. Podrían mencionarse los acercamientos con líderes de La Cámpora como Wado de Pedro o los acuerdos que teje paciente con gobernadores e intendentes o las primeras incursiones de campaña de Karina Rabollini, un recurso que puede arriar voluntades dadas las condiciones de la esposa del gobernador, una mujer que combina emoción y eficiencia organizativa.   
Queda por dilucidar el rol de Cristina, hoy con un alto índice de aprobación de la gestión gubernamental (más de 40%). Habrá que ver cuál es el margen que los avatares económicos les permitirán a ambos. Está claro que en la medida que no se disparen exageradamente las variables el grado de adhesión popular de Cristina será determinante y las posibilidades de Scioli crecerán. En ese escenario un 40% de los votos con ventaja de 10 puntos sobre el segundo, tal como señala la Constitución Nacional, significa ganar en primera vuelta. El desafío para Scioli es concitar todos los apoyos del sector al que aspira representar, si lo consigue será una muestra cabal de su liderazgo y de un camino más que probable hacia la presidencia. Por último, lo impredecible. El factor sorpresa puede aportar lo suyo y quienes disputan el poder siempre especulan con el uso de esta herramienta tan tentadora y peligrosa al mismo tiempo.