lunes, 27 de diciembre de 2010

Juicio a Videla y Menéndez en Córdoba en 9 tevefotos

Los paladines de la "guerra justa" son condenados a cadena perpetua






La guerra justa. Alegato completo de Videla enhttp://www.losandes.com.ar/notas/2010/12/22/alegato-videla-reivindico-represion-ataco-gobierno-540973.asp















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lunes, 20 de diciembre de 2010

Apuntes de radio. Parque Indoamericano. Diciembre de 2010


Enfrentamientos entre vecinos en Parque Indoamericano.     http://www.divshare.com/download/17019003-4b3
  Falta de inversión en viviendas en la Ciudad. Inmigración y xenofobia en el discurso de Macri. Nilda Garré asume como ministro de Seguridad. Estos y otros temas en la columna política de Contrarreloj por Radio Concepto.

miércoles, 27 de octubre de 2010



Néstor Kirchner, presidente de los argentinos 2003-2007

viernes, 20 de agosto de 2010

HISTORIA DEL ROCK NACIONAL

Itinerario fugaz a través de los orígenes del rock nacional


Está vivo, pero no tiene la fuerza de la marea inicial

La música dijo presente en el estallido rebelde de los años 60 y estampó la firma de un movimiento artístico de origen local. Fue una catarata de pasión juvenil que arrancó en la mítica voz de Tanguito y los acordes de Litto Nebbia, fundador de Los Gatos. La soledad del hombre porteño tuvo en Moris a su intérprete singular mientras que el grupo Manal, liderado por Javier Martínez puso la nota existencialista con los mejores blues de la época. Almendra, de Luis Alberto Spinetta regaló poesía a mano llena mientras Sui Generis, con Charly García y Nito Mestre abrieron el rock nacional al público adolescente. León Gieco trajo el aire de campo y se comprometió con la realidad social.

Por Daniel G. Gutman

Explotaron como el Big-Bang. El primer estallido fue aterrador para los desprevenidos argentinos. Como hongos nacían bandas musicales –conjuntos- que recogían las características esenciales de sus barrios o ciudades. El movimiento era feroz, imparable pero debía consumarse en las sombras, en los sótanos o en otra clase de soledades, lejos de la plaga hipócrita que dominaba (¿domina?) el país. Parecía mentira que sobre finales de los 60 y principios de los 70, en un país donde no se podía votar, ni publicar ideas libremente, ni siquiera usar pelo largo o pantalones ajustados sin soportar miradas inamistosas, la música diera batalla con una rebeldía tan creativa y original.
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El mito fundacional
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Había que arriesgar, los jóvenes arriesgaban siempre, solo por el hecho de serlo. Los que hacían música también debían arriesgar, no era una actividad lírica solamente, había que poner el cuerpo y bancarse a la sociedad: autoridades, padres y aún compañeros. La patriada artística iba de la mano con otros emprendimientos. Había que dar vuelta todo porque todo olía mal y las juventudes argentinas parecían imparables. Después, la historia barrió con las ilusiones y la euforia se arrinconó en los excesos y estos dejaron en el camino a muchos talentos. La reacción posterior se cargó vidas y congeló por un tiempo el auge musical, pero por debajo bullía la rebelión. Era cuestión de esperar el momento oportuno y volver a la carga, pero nadie podía quitarnos lo bailado: había nacido el rock nacional. Junto con el tango y las músicas de provincia formaría parte del patrimonio argentino, aunque todavía se atrevan a discutir su validez los amargos especialistas de siempre. _______________________________________________________________

La huella del fantasma _______________________________________________________________

Muchos jóvenes ingresaron en la fascinación rockera cuando uno de sus fundadores había dejado de ejecutar terrenas guitarras: Tanguito. No existían certezas sobre su persona y esto incrementaba el misterio. Un ícono y una leyenda sustentaban al nuevo culto. Todo comienzo es duro y el edificio rockero debía contener una columna indestructible, para algunos inmaterial, fantasmagórica, un ser con voz pero descarnado. Tango chico, tanguito ¡qué mejor lugar de origen que el propio tango! Nieblas del mito original, al tango le nacía un tango chico y lo bautizaron rock nacional. Todo cerraba, un comienzo de poesía, de encanto. Pero la historiografía urbana daba cuenta de otros identidades para reconocer al fundador. Ramsés, el auténtico Tanguito, inspirado autor y cantante, era el seudónimo artístico del ciudadano Juan Alberto Iglesias. La historia fue entonces más completa, el intérprete angelical tuvo un rostro y un cuerpo, una personalidad donde se entrecruzaban el mambo y el suburbio, un tipo como otros de su tiempo muerto durante un calvario en cana, a golpes de palo, o por una brutal sobredosis o despedazado por un tren que lo arrolló sin compasión en Puente Pacífico, una de las estaciones del ferrocarril San Martín.


Tanguito o Juan Alberto Iglesias


Las precisiones no cuentan, aunque las crónicas periodísticas datan la fecha de su muerte allá por mayo de 1972, para adquirir el rango de primer mártir del movimiento, la llama votiva para que sus seguidores no aflojaran. Los baños de la Perla del Once, una vieja pizzería en la esquina de Rivadavia y Pueyrredón o quizás de La Cueva, un sótano de acústica cero y pulgas insidiosas (Pueyrredón 1723), míticos antros de producción rockera, le fueron propicios a Tanguito para delinear las primeras letras de La Balsa (Estoy muy solo y triste aquí en este mundo abandonado (...) con mi balsa yo me iré a naufragar...) canción que le reportara muchas monedas que se evaporaron tan rápido como su vida. Así el rock nacional dispuso del personaje mítico, Tanguito, la canción inicial del movimiento, La Balsa y los templos sagrados de La Perla y La Cueva. Escuchar La Balsa en http://www.youtube.com/watch?v=Dxx3VYKe9aE
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El toque rosarino
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Litto Nebbia y su grupo Los Gatos dan el golpe comercial en Buenos Aires cuando graban La Balsa en 1967. La memoria del rock nacional tiene aquí un punto de quiebre, hay una disidencia. Se dice que Litto Nebbia se proclamó el progenitor de los versos balseros y la grabó con su grupo Los Gatos en 1967. Cuesta creer que Litto Nebbia, también surgido de los sótanos ilustres de La Cueva y después de una trayectoria generosa haya sido capaz de robarle a un colega el himno rockero de La Balsa. Aparentemente hubo una creación compartida, uno quizás puso la letra y el otro la música, y es justo que ambos se repartan los laureles. Litto Nebbia o Félix Francisco Nebbia Corvacho venía de otra región geográfica, Rosario donde se había iniciado a los 14 años como cantante de los Wild Cats, después Gatos Salvajes y mucho antes con apenas siete años intérpretando boleros en compañía de sus padres músicos. Litto había llegado a Buenos Aires con los Gatos Salvajes en 1964 quienes, desafortunados en la faz comercial, terminaron por desbandarse en 1966 para constituir Los Gatos, con Nebbia y Ciro Fogliata a la cabeza. El golpe comercial de La Balsa, un disco simple que vendió 200.000 ejemplares, abrió el grupo a otros personajes ilustres de la historia del rock. En 1969 tras un período de inactividad se incorpora como guitarrista Norberto "Pappo" Napolitano a los que se sumaron Claudio Gabis y Kubero Díaz, siempre en guitarras. El disco larga duración Beat Nº1 se considera uno de los mejores álbumes de rock grabados en la Argentina. Al año siguiento editaron Rock de la mujer perdida, el último LP del grupo que se disolvió por la deserción de puntales como Pappo que inició su carrera autónoma con Pappo´s Blues en 1970 y Claudio Gabis que tomó el camino solista y emigró poco después a Brasil. Precisamente Gabis recaló en Río de Janeiro donde varios argentinos tuvieron la suerte de alojarse en su departamento del sexto piso de la Avenida Nemeyer, desde donde se podía gozar de la imponente vista de las playas de Leblón e Ipanema. Aquel living de enredaderas tropicales acogió al guitarrista y le dio el aire creativo que el Buenos Aires de la violencia política y la asfixia militar le venían negando. Conviene detenerse en otro espacio musical trascendente para el rockismo nativo: Los Beatniks, un grupo que no alcanza notoriedad en el relato de los orígenes del movimiento y sin embargo alojó artistas de proyección como Moris.
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Con el alma en la ginebra _______________________________________________________________

Mauricio Birabent (Moris) dio el primer golpe con Ayer nomás (Ayer nomás, en el colegio me enseñaron, que este país es grande y tiene libertad...) incluido en el lado B del primer simple de Los Gatos, con La Balsa. Escuchar Ayer nomás en http://www.youtube.com/watch?v=bXIq_hdHpPk Moris supo reunir la bohemia con el barrio y la angustia existencial y lo hizo de un modo único. La fugacidad de los Beatniks fueron el único tiempo grupal del músico que rápidamente optó por la carrera solista y en 1969 grabó uno de los LP que enaltecen al rock argentino: Treinta minutos de vida, que incluyó un tema fuertemente existencialista, De nada sirve (De nada sirve escaparse de uno mismo, de que le sirven las heladeras, lavarropas y televisores, si están podridos y aburridos de este mundo que está podrido...) que durante cierto tiempo adquirió categoría de himno juvenil. Pero la bohemia de estos personajes no era de cartón y Moris se entregaba a ella dejando que su actividad musical quedara a la deriva. Escuchar De nada sirve en http://www.youtube.com/watch?v=q2C4uJ0eRGM. Se cuenta que Moris, siempre enfundado en campera y pantalón negros, era capaz de desaparecer en algún bondi, desambarcar en el granbuenosaires, tomarse unas ginebras en la barra de un boliche ramplón y terminar haciendo el amor en el hotelucho por horas más cercano. Las amenazas de la Triple A lo depositaron en España, con su mujer y su hijo de meses y allí logró cierta estabilidad dentro de un movimiento rockero que aún no se atrevía cantar rock en castellano, algo que en la Argentina permitió contar con una tribu de miles de fanáticos. Además de Moris, Los Beatniks alojaron a músicos como el jazzista Jorge Navarro o Javier Martínez (Manal) pero el grupo duró lo que un amor de verano, del 66, y en los médanos villageselinos esta banda pasó como un rayo aportando su cuota de talento al acerbo rockero nacional. Martínez, ex cuevero, tocaba inicialmente a dúo con Moris, pronto se abrió para fundar en 1968 el grupo Ricota hasta que por iniciativa del editor Jorge Álvarez se convierten en Manal, uno de los puntos más altos del relato rockista. Javier Martínez, líder y baterista, Claudio Gabis en guitarra y Alejandro Medina en bajo graban el primer simple que fue rechazado por todas las grabadoras de la época.


Las 3 M de Manal: Martínez, Moris, Medina



Este rechazo cerrado del mercado discográfico inspira a Jorge Alvarez para organizar el sello independiente Mandioca, y el grupo al fin pudo ingresar a la arena comercial e iniciar presentaciones en distintos teatros de Buenos Aires. Bajo la influencia del grupo Cream, de Eric Clapton, y del dios de la psicodelia blusera Jimmy Hendrix, el trío llevó a miles de jóvenes a delirar por letras y música originales, alcanzando quizás la cúspide en 1969 durante el festival organizado por la revista Pin Ap. La cima discográfica llegó al año siguiente cuando se editó el LP Manal, grabado en RCA, con temas como Jugo de tomate (...en las venas deberás tener (...) si querés ser un hombre importante, que se hable todo el día de vos, jugo de tomate frío, en las venas, en las venas...), o Avellaneda Blues, (vía muerta, calle con asfalto siempre destrozado, tren de carga, el humo y el hollín están por todos lados, hoy llovió y todavía está nublado. Sur y aceite barriles en el barrio, galpón abandonado...) reflejo inigualado del suburbio industrial y decadente que revela las dotes de compositor de Martínez y la excelencia guitarrística de Gabis. Escuchar Avellaneda Blues en http://www.youtube.com/watch?v=XGtBXsrtqrQ . El trío hizo historia pero como otras experiencias de la época, la bohemia y la inconstancia más el desgaste por los recitales y las giras incesantes terminó por clausurar la experiencia en 1971. Martínez emigró a México y después a España, Gabis a Brasil. Hacia 1980, en medio de una oleada de revivals el grupo regresó al escenario con una presentación en Obras y un disco Reunión que pasó desapercibido, al año siguiente la separación fue definitiva. _______________________________________________________________

La poesía sagrada de Zeus _______________________________________________________________

Si algo le faltaba al boom rockero para colmar de innovaciones la plaza local la respuesta vino de la mano de Almendra. La primera presentación en público del grupo fue en el legendario Instituto Di Tella durante un ciclo de recitales que tuvo lugar en marzo de 1969. Luis Alberto Spinetta, el flaco, y Emilio del Guercio, compañeros en el colegio San Román, motorizaban al grupo que desde un comienzo impresionó por sus melodías y quizás fueron los primeros en trascender la órbita estrictamente rockera y atraer a otros públicos.



Tapa del primer disco de Almendra


En 1970 cuando graban su primer álbum, el de la cara de un clown, de gorro a rayas y una sopapa en la cabeza, la aprobación fue general. Temas que casi pertenecen al aire cotidiano del país como Muchacha (...ojos de papel, adónde vas,...y no hables más muchacha, corazón de tiza, cuando todo duerma te robaré un color...), Plegaria para un niño dormido –quiénes estuvieron en el festival Pinap recuerdan el fluir de lágrimas de los asistentes por la ternura de la canción-, el conmovedor Fermín (las manos de Fermín giran y el también...en el hospicio le darán agua, sol y pan y un ave que lleve su nombre, en el hospicio ha de morir y antes de callar el ave vendrá desde el mar...Fermín se fue a la vida no sé cuando vendrá), Ana no duerme y se podría decir que el álbum completo no tiene desperdicio. Escuchar Plegaria para un niño dormido en http://www.youtube.com/watch?v=I48uZxmSlgg Parecía imposible que tanta belleza y calor se hubieran infiltrado en medio del gris Buenos Aires, una primavera sorprendente volteaba monótonas mediocridades. La locura estalló también para sus mentores. Comenzaron los shows, bailes, festivales, notas periodísticas y el consabido desgaste entre los integrantes del grupo. Al mismo tiempo nacía una fama que habría de acompañar a Spinetta durante años en virtud de una supuesta capacidad amatoria que lo acercaba a los dioses más potentes del olimpo griego. El número de mujeres que daban fe de conocer la intimidad del flaco difícilmente podría reunirse en un estadio más o menos importante de fútbol. El problema fue que la leyenda complicó la realidad de muchos seductores de a pie ya que las niñas intimidaban al más pintado al enrostrarle la experiencia superior a la que habían accedido y puestos a comparar los tipos salían perdiendo. La pinta, la voz, la guitarra de Zeuspinetta –como ironizaban algunos perdedores- tiraban abajo cualquier estrategia de conquista. Tan extrema resultá la fama que incluso hubo relatos femeninos que ubicaron al personaje en distintos lugares pero a la misma hora, en una suerte de aptitud duplicativa de Spinetta que justificaría tanta eficacia. Para 1971 Almendra graba un doble y allí las fricciones que se daban en otro terreno se reflejaron también en el plano musical. Los temas de Spinetta indicaban el comienzo de una etapa nueva, de poesía un tanto más laberíntica y un rock progresivo mientras que Del Guercio y otro de los integrantes, Edelmiro Molinari, tomaban un rumbo diferente que tiempo después desembocará en el grupo Aquelarre, una experiencia musical breve pero riquísima de estos compositores. Almendra baja el telón y recién en 1980, bajo el rótulo artístico de Spinetta-Jade, presentan en Obras el disco Valle interior, en una especie de soplo resucitador pero después de algunos recitales se separan definitivamente. Spinetta, uno de los pocos músicos que transitó toda la historia del rock argentino armó grupos de buen temple artístico como Pescado Rabioso e Invisible y fundamentalmente muestra un recorrido solista desde hace tiempo. Hoy, siendo un joven sexagenario, el flaco hace gala de un criterio equilibrado y se aferra a la esencia del rock: “No puedo "historizar" sobre las épocas del rock argentino porque es mi vida. Veo mi rock, los pasos que di. Lo que sí sé es que hay cosas que ya no van más: el rock del arengue terminó con Cromañón de una manera espantosa. Si el rock no es amoroso y no reúne a la gente para bien, no es rock. Es como un circo. Una vez fuimos a La Falda y teníamos una reja adelante para que no nos pegara lo que nos tiraban. Escuchar Credulidad en http://www.youtube.com/watch?v=-mPisg_GgLs




Luis Alberto Spinetta

Un espanto. La ignorancia, la sociedad apaleada por las dictaduras y los gobiernos corruptos, ha generado gente que no se da cuenta del peligro que corre al cometer un acto de imprudencia letal. El arengue, como el de la cancha de fútbol -donde si pueden agarrar al referí lo descuartizan-, esa violencia incontenible que se relaciona con la música no me interesa. Nunca trabajé para eso y siempre creí que el rock es amor, paz e inteligencia. Acá hay que privilegiar la vida de la gente por encima del rock y es una estupidez todo lo que pasó. Los músicos que tocaron esa noche deben estar maldiciendo todo esto. La tribuna pasó al concierto y no es así. Esto es lo que más me ha amargado en los últimos tiempos. Me siento como si yo estuviera ahí, siento responsabilidad. Cromañón fue tremendo. El arengue terminó disolviendo el lazo más importante que hay entre la gente que es el respeto y el cuidado por la vida.” _______________________________________________________________

Los carlosalberto alivian el verano _______________________________________________________________

El cartón glorioso de los orígenes del rock vernáculo se llenó en 1972 cuando dos Carlos Alberto, uno de apellido García (Charly) y el otro Mestre (Nito) grabaron Vida, el LP inicial del dúo más célebre del período: Sui Generis. El disco contenía temas como Canción para mi muerte donde se combinan letras para adolescentes y una poética melancólica encarnada en las interpretaciones sobresalientes de Nito y los arreglos musicales de Charly, creador de todas las canciones. Escuchar Canción para mi muerte en http://www.youtube.com/watch?v=KWHU97iHwyk Esta característica atrajo especialmente a jóvenes de la escuela secundaria que vieron en los temas de Sui Generis el recambio aliviador a las canciones pegadizas y pegajosas del verano que se repetían por las radios hasta el hartazgo. Así Estación....(Todos sabemos que fue un verano descalzo y rubio que arrastraba entre los pies gotas claras de mar oscuro, y en el pecho dos médanos eternos y en los ojos un cielo transparente...) reemplazó al anodino sucundum del cantante Donald (las olas y el viento sucundum, sucundum, y el ruido del mar, eres una ola, dispuesta a romper, tiritando, caminando por la playa, veo la espuma de tu amor...) o el Pata Pata de Miriam Makeba, permitiendo que miles de jóvenes veraneantes dibujaran en sus mentes figuras más elaboradas, dignas de seres pensantes y hablantes. Sin quererlo además Charly abrió la puerta al mundillo rockero -de reojo y a lo lejos- de una parte de la juventud cheta de entonces, muchachitos civilizados, ni tan borrachos, ni tan peronistas, ni tan proclives al LSD o la marihuana como el resto de las hordas rockambolescas. Charly se anota con la electrónica y su especialidad, los teclados, aportando nuevos sonidos a la movida. Cuando graban el tercer disco las baladas típicas del dúo quedan atrás, asumen un perfil más progresivo que no prendió entre sus seguidores y a mediados de los 75 la sociedad musical se disolvió no sin antes realizar dos recitales-despedida con más de 30.000 adolescentes. Además se filmó una película, a cargo de Bebé Kamin, asistente de Torre Nilson: Adiós Sui Generis, a los que se sumaron dos discos grabados en vivo. Durante los días de oro de Sui Generis, cuando actuaban en teatros céntricos a sala llena, los precedían en su actuación Raúl Porchetto y León Gieco y con el tiempo llegaron a tocar juntos y aún grabar un disco, PorSuiGieco, el grupo duró un suspiro pero fue la vidriera de León Gieco, un bonaerense que imitaba a Bob Dylan hasta la obsesión. Escuchar En el país de la libertad de León Gieco en http://www.youtube.com/watch?v=JITPob1xK_4 Munido de una armónica inseparable y dueño de una voz diferente dentro del universo rockero se impuso con varios temas que reflejaban la vida campestre y a la vez daban testimonio social y protesta. Hombres de hierro fue la canción que le permitió dar el puntapié inicial para después con Sólo le pido a Dios hacerse de una popularidad de la que no se baja desde hace 25 años. Gieco, hoy uno de los artistas más populares del país, cruza todas las franjas sociales y temporales, un fenómeno que los próceres del rock no llegaron a conocer al menos en semejante dimensión.

Litto Nebbia

Fuerte identidad con el hombre cotidiano y con los dramas nacionales a lo largo de décadas lo convirtieron en un monumento al artista argentino, talento más compromiso lo encumbraron al nivel de los grandes ídolos de todos los tiempos. A fin de cuentas un hijo también de la oleada creativa de los 70, un momento que no solo parece lejano en el tiempo sino en el aspecto artístico. Una mirada pesimista que comparte Litto Nebbia desde su posición de productor independiente al comando del sello Melopea: “El rock se ha transformado en los últimos tiempos en una música complaciente, preocupada casi exclusivamente en ver quién está primero en algún ranking. Ha desaparecido la propuesta que fue el punto de partida, que era crecer y evolucionar hacia la belleza, la lucidez y la libertad”, lamenta Nebbia. Pero cuidado, porque las bases están echadas y en cualquier momento una nuevo aluvión musicológico puede estar latiendo en el subsuelo de la ciudad. Los vientos de la creación originaria, hoy apenas una brisa, pueden tornarse en huracán y provocar una marejada creativa como la del brillante comienzo. Escuchar El Bohemio de Litto Nebbia en http://www.youtube.com/watch?v=p5hpzfdW_AM


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Fuentes consultadas

Los Andes.com.ar, “Siempre crei que el rock es amor, paz e inteligencia”, Artes y Espectáculos, Walter Gazzo, 13/8/2006. Revista Soles - Nº 86, abril 2002, entrevista por Mariano García. Diario La Nación, Historia del rock, 1993. Discografía y letras en http://www.rock.com.ar/

Fuentes propias.

viernes, 9 de julio de 2010

TANGO - Atorrantas y princesas

La redención femenina

Atorrantas, princesas y simuladoras

Durante las primeras décadas del siglo veinte la mujer tenía escasas opciones para escapar a la miseria. Muchas tomaron el atajo de la prostitución. El poeta tanguero Celedonio Flores en Canción del Arrabal describe el recorrido de la piba ilusionada: primero se enamora del proxeneta, después vive el lujo y al final la cruel decadencia. Diferencias entre profesionales criollas y extranjeras. Cómo impactaban las corrientes migratorias en el comercio carnal.

Por Ana María Oliver

Ser honrada o sobrevivir, eterno debate simular o disimular y después buscar la redención en el comercio amoroso. Puede ser la historia de una pebeta anónima, de una muchacha pobre de Buenos Aires nacida entre las sombras de un conventillo con patios iluminados a kerosén donde la congoja se prolonga toda la vida en medio de un caos que va y viene. La meta es escaparle al cambalache de la desocupación, la borrachera, las enfermedades, la mishiadura y el desamparo, que se cuelan como habitantes invisibles en el hogar de abuelos, hijos y nietos.

Entre el hacinamiento de los que viven sin intimidad aunque unidos por un amor triste y al mismo tiempo alegre, con obreros que estudian música y malevos convertidos en héroes Celedonio Flores supo apretar la letra de un tango. En esa geografía de privaciones y silencios, frente a uno de los tantos conventillos de Villa Ortúzar, el poeta imaginó los primeros versos de Canción del Arrabal. Escuchar atenti pebeta (http://www.youtube.com/watch?v=eCOy32CeTgk)

¿Cómo hacía una mujer para abrirse paso en ese mundo cerrado y hombruno? En Canción de Arrabal la chiquilina ha intuido la realidad, ve que la vida se va, se va y no vuelve. Sueña y sueña, y el sueño le indica el camino de la bacana*, de la vida lujosa y distendida. Pero el itinerario desemboca en el ultraje, en la castidad derrotada, como si fuese un acto de desprecio de sí misma, porque ninguna mujer gusta de ser poseída si no tiene una razón de amor o de odio profundo.
Adiós a los padres trabajadores, al novio decente y a los ideales románticos del suburbio. Su meta ahora es el varón poderoso, saco y corbata, capaz de acomodarle en el mundo del amor sombrío o en el bullicio del triunfo. Porque el sacrificio y el trabajo de toda una vida premian con la honradez pero exijen un precio demasiado alto. La virtud que dejó atrás se quedó con la miseria, la humillación y el embrutecimiento.
En ese Buenos Aires del siglo veinte, que es un manicomio cargado de belicosidad y provocación, arrasan los inmigrantes analfabetos, huérfanos de aliciente femenino, europeos de todo calibre sin preocupaciones estéticas que creen venir de paso por estas tierras hasta que la quimera fracase y se vean anclados en este universo sórdido, raso y gris.
Si dar el mal paso es llorar el ultraje, es vivir mil horas de angustia, es convertirse en mujer placer, expansiva y alegre, disponerse a las bromas y a las caricias de extraños, a cambiar de carácter y de nombre y a vaciarse de sí misma.
Entre tanto terror a los rufianes y bajo la sensación aguda de miedo colectivo ella se mueve por las calles con ternura y rencor, simulando ser la flor de fango a merced del rufián que busca una ¨mina p´al bulín¨ para ser contratada en el cabaret.
La desproporción entre la población criolla y extranjera provoca malestar y gran irritación entre los criollos, se sienten disminuidos pero no admiten quedar relegados en la práctica amorosa y buscan la salida a sus deseos naturales en el prostíbulo, el permitido o el clandestino.
Y entonces, en el ministerio de la mala vida, el compadrito se hace cafiolo. Se importan de Europa y hay que competir con las esclavas de afuera. Las preferencias se inclinan por las alemanas, se las considera veteranas prácticas en el oficio, tienen otra psicología, son más aguantadoras.
En cambio la pebeta es distinta. La criolla tiene rasgos de nobleza que las extranjeras no tienen, pero para seguir en carrera deben superar a la cocota (cocotte en francés), la francesita de alto vuelo y embellecerse hasta la obsesión.
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El amor y el espanto
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Dentro del prostíbulo las mujeres despliegan sus encantos a persiana cerrada, para ocultarse y ocultar a sus clientes mientras el farolito amarillo de la entrada titubea a modo de señal: la casa permanece abierta hasta la una de la madrugada.
Un fuelle se queja desde lo profundo y mezcla desesperanza con voces de latitudes extrañas en medio de un aire espeso que viene de las piezas. Allí las minas yugan en la cama y añoran al macho de agallas que las aparte del peligro latente de ser devoradas por el primer tiburón que aparezca por ahí.
El trabajo es duro y las ganancias escasas. Cada una recibe siete u ocho visitas por noche pero aman a sus canfinfleros* aunque de vez en cuando les acomoden un sopapo bien pegado. Las fajan como demostración de hombría. Pero aún así el mundo de las tristes tiene bondades, extrañas lealtades y hasta heroísmos.
En cada cita de besos la pebeta busca asegurarse un futuro y al mismo tiempo encontrar el amor verdadero. No cae en lo abyecto por el simple afán monetario como hacen las extranjeras tan proclives a practicar la pasión homosexual por la única razón de testimoniar el rechazo por la tiranía masculina.
Pero en el oficio, la criolla es igualmente profesional. Por la noche, a la hora de atender a los queridos, la pebeta arroja sobre la cama su cuerpo desnudo, sin estremecerse y se entrega con la glacial sensación de un cadáver. No tienen sexo. Pero cuando llega alguno que le hace recordar su condición de mujer, echa su cabeza hacia atrás con los labios trémulos, anhelante todo su cuerpo y se abandona entera, cual sierva que besa las manos que la flagelan.
Y enfrente, en el salón de baile están la ramera y el ladrón que cantan a esa hora el himno eterno de los vagabundos sin casa.
¨Pero un día no habrá disimulo. Su primavera se derrumbará como la arquitectura de una flor; le huirán todas las miradas y se le negarán todas las sonrisas; las noches alegres le volverán sus espaldas y a puntapiés la música la arrojará de su loco reinado; entonces volverá al suburbio, y será en una tarde con olor a aguas muertas. Y cuando al fin descienda la lluvia de sus ojos, su voz de muchacha cantará en algún patio¨
Esa es la mujer del tango, que vive como el alma nacional, como la esquina rosada, como las calles sin luz, los faroles languidecientes, el conventillo, como el varón maltrecho que abandona la lucha y en remanso del tango queda solo y espera.

CANCION DEL ARRABAL
Por Celedonio Flores

Desde lejos yo te manyo/pelandruna abacanada/que has nacido
En la miseria/de un casucho de arrabal/hay un algo que te vende/
Yo no sé si es la mirada/o tu cuerpo, acostumbrado a las pilchas
de percal/Ese cuerpo que hoy se marcha/los compases tentadores/
del candombe de algún tango/en los brazos de algún gil/mientras noto
tu silueta y tus trajes de colores/entre el humo de los puros y el champán de Armenonvil/Son mentiras, no fue un guapo/haragán, ni prepotente/ni cafishio veterano/que al vicio te largó…

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*bacana: mujer adinerada o que simula serlo, amante del bacán
*canfinflero: proxeneta

Bibliografía
La mala vida, Ernesto Goldar
Tango, rebelión y nostalgia, Noemí Ulloa
El tango, mito y esencia, Tulio Carella
Adán Buenosayres, Leopoldo Marechal
Genaro, Francisco Sicardi
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miércoles, 24 de marzo de 2010

PERIODISMO. LA SABIDURÌA GOLPISTA

Los perros guardianes de la democracia frente al golpe militar de 1976


Para los diarios, el 24 de marzo no hubo golpe

Los diarios nacionales conservan un pasado rico en actitudes golpistas. Bajo el cristal opaco del objetivismo supieron ocupar su puesto en la lucha por la libertad. Los proclives al militarismo político tuvieron su trinchera en La Razón, el intelectualismo reflexionó desde La Opinión, el racionalismo económico dio cátedra desde Clarín, la defensoría de los más afortunados se estableció en La Prensa y la expresión librecambista reafirmó su doctrina desde La Nación. Analogías con los diarios de hoy.


Por Daniel Guillermo Gutman

La serie histórica de golpes de estado en la Argentina (1930-1976) además del protagonismo de las fuerzas sociales operantes contó con el apoyo calificado del periodismo. Ciertamente las expresiones periodísticas favorables a los sucesivos quiebres del orden constitucional no habían sido unánimes hasta 1976, año en que la fila completa de la prensa dio el presente respetuoso a los usurpadores. Viejos maestros del arte golpístico como Laíño o Timmerman -entre muchos otros- derramaron su experiencia en memorables piezas periodísticas al servicio de la causa procesista. Los meses previos a marzo del 76 fueron de intensa prédica en dirección al golpe, minimizando o caricaturizando los intentos de salida política, con una colección de editoriales y comentarios apocalípticos que agrandaban las calamidades del momento. El desmanejo de Isabel Perón, la interna sindical, la guerrilla, la inoperancia parlamentaria, el descontrol inflacionario solo podían remediarse mediante un milagro o por la intervención de los salvadores de la patria, representados por el partido militar.
A más de 30 años de los hechos cabe aclarar que la prensa tenía por entonces una influencia notoria en la opinión pública por tratarse de una sociedad altamente politizada que consumía diarios en niveles sin precedentes. Los diarios habían cobrado un protagonismo social y político que jamás volverían a tener no sólo por la expansión informativa de la televisión sino también por el comportamiento durante el período dictatorial. Porque si bien la censura y la amenaza económica imperaron en aquellos tiempos, las adhesiones variaron del rango de resignadas hasta las más cálidas y aún las eufóricas. Si se repasa a vuelo de pájaro el comportamiento de los principales actores mediáticos puede verse a Clarín desplegando en tapa del 24 de marzo un titular casi publicitario: NUEVO GOBIERNO, lo que podría connotar una situación refrescante, innovadora, modernizante. Pero en la bajada acudió a un lenguaje mucho más feroz donde explicaba la caída en razón de la crisis moral del gobierno depuesto. Los editoriales de los días previos avalaban sin ambigüedad dicha tapa haciendo hincapié en la debacle económica que se explicaba por el agotamiento del modelo “estatizante y populista” del peronismo histórico que debía ser superado por otro –el desarrollismo frigerista- si quería evitarse el derrumbe institucional inminente. En el editorial del 17 de marzo Clarín apeló una vez más al discurso catástrofe observando que “la Argentina se desliza hacia abismos más profundos aún. Es hora pues de detener la caída”, mientras que en una columna del día siguiente, La hora de la verdad, el comentarista desestima el plan económico propuesto por el ministro Mondelli y sin empacho proclama que “el llamado a la defensa de las instituciones resulta desprovisto de sustancia al estar referido simplemente a su epidermis formal (...) las instituciones están amenazadas por el derrumbe de un sistema económico agotado y no podrán ser salvadas si no se ataca de frente al fenómeno con medidas que tengan efectiva relación con las causas que los producen”. Las semanas siguientes al golpe no alumbrarían tal contundencia y cuando el 1º de abril el gran diario argentino publica en su totalidad el Estatuto para el Proceso de Reorganización Nacional, no emite comentario ni valoración alguna y, peor aún, el 22 de abril, en tapa, bajo el título El gobierno y los diarios anunciaba para el asombro que la “rígida censura impuesta el 24 de marzo duró sólo 36 horas” marcando un “retorno a la normalidad en todos los órdenes”. De esta manera Clarín iniciaba la etapa más mediocre de su existencia. El caso del vespertino La Razón limita con el histrionismo periodístico en virtud de su pasión por el ascenso del gobierno militar. Fiel a su tradición golpista (vocero del gobierno de Justo durante la Década Infame y entusiasta predicador de la Revolución Libertadora de 1955, también dispuso de las primicias golpistas que tumbaron a Frondizi y a Illia en 1962 y 1966 respectivamente) el diario que por entonces conducía periodísticamente el hábil Félix Laíño se había convertido en un órgano de reproducción de los planes del Ejército, en especial del servicio de inteligencia de la fuerza y trabajó como ninguno por el advenimiento al poder de los reservistas morales de la patria. Sus tapas son contundentes. La tipografía catástrofe ubicada en la parte superior de la portada es más que elocuente y allí la información castrense, casi a modo de gacetilla militar, ocupa un lugar preponderante dentro de la estrategia del diario. En palabras de Laíño “los titulares...son temibles para los gobiernos de turno...sobre todo si tienen la secuencia calculada, ante acontecimientos previsibles, para crear el clima adecuado.” Sin duda en la gestión del consenso golpista La Razón tuvo un papel protagónico y la secuencia para crear el clima funcionó como un reloj. Siempre con título catástrofe titulaba el 17 de febrero de 1976: TENSA SITUACIÓN POLÍTICA; el 19: REUNIÓN DE COMANDANTES: el 20: REUNIÓN DE MANDOS. Continuaba el 8 de marzo con un insólito pero coherente ESTA MAÑANA SE HAN INAUGURADO LOS CURSOS EN EL COLEGIO MILITAR; el 17 reforzaba la secuencia con HERMÉTICO SILENCIO EN LAS FUERZAS ARMADAS; el 20 de marzo agregaba suspenso con EL EJÉRCITO ANTE LA SITUACIÓN, para concluir el 23 con ES INMINENTE EL FINAL. TODO ESTÁ DICHO.

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Extirpar la semilla de la tiranía

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Si se entorna la mirada hacia uno de los hermanos mayores de la gráfica nacional, el más que centenario diario La Prensa, su postura resulta previsible. Expropiado en 1951 por el gobierno peronista y puesto en manos de la CGT, era un enemigo natural de cualquier peronismo, más aún cuando esa corriente política tiene la osadía de ocupar la Rosada. El golpe del 76 -por el cual trabajó el diario al instalar en el debate público la sensación de estado terminal del país- produjo gran alivio dentro de la redacción por el temor constante que existía, desde la asunción de Cámpora en 1973, al cierre del medio, la expropiación, la represalia económica o la voladura por los aires, bomba mediante. El trabajo periodístico por el golpe contó con la inestimable exacerbación discursiva de sus editoriales donde descargaron más odio que argumentos. Así puede leerse la denuncia catastrófica por el destino del dinero del estado nacional junto con la prestación ineficiente de los servicios públicos o el pleno empleo que según el diario se escondía bajo la máscara de la burocracia estatal. Pero por encima de todo se apuntaba al “populismo” típico de los gobiernos justicialistas, al intervencionismo de estado en la economía y a la acción “corrupta” del ejecutivo. Por supuesto que el demonio, el enemigo público nº 1 de la república estaba encarnado en el sindicalismo que, en simbiosis pecaminosa con el ejecutivo, disputaba con funcionarios públicos “en estilo grotesco y desaforado”. Pero la cintura editorial de La Prensa encontraría en las cuestiones legislativas un lugar de privilegio, sobre todo a la hora de explicar porqué la ruptura del orden constitucional no era tal ya que el régimen justicialista vulneraba y distorsionaba las formas republicanas y oscurecía o directamente pasaba por arriba de cualquier acción legislativa como contrapeso del poder (.http://www.youtube.com/watch?v=yxEAwGM2LP4). La incompetencia legislativa quedó patentizada, de acuerdo con las convicciones republicanas del diario, en dos editoriales del 12 y 17 de marzo de 1976 bajo los títulos respectivos de Ineficacia del poder legislativo y el más expresivo aún ¿Existe el Congreso? Ubicaba al Congreso Nacional como subalterno de un Poder Ejecutivo sin rumbo, por lo tanto no podía buscarse una salida en ese poder del estado y además pintaba un cuadro terrorífico del accionar parlamentario en expresiones tales como “...desquicio institucional,...desvarío político, extravagancia ideológica,...al borde del precipicio, torpezas administrativas y despilfarros desmedidos”, y en forma concluyente determinaba que la piedra fundamental del sistema democrático, por obra y gracia de la dependencia a la que lo sometía el ejecutivo, se había convertido en un “recinto vacío de iniciativas”. Cerca de la hora señalada, el día 21, La Prensa dio por cerrada cualquier opción para salir de la crisis que proviniera del arco político o del elenco gubernamental y en un editorial lapidario Sin plan y sin rumbo desestimaba el plan económico del ministro Mondelli quien en vez de ir hacia un shock de mercado y a un proyecto de presupuesto racional prefería seguir siendo “promotor del empleo fácil y la ocupación ociosa”. El 24 de marzo optó estratégicamente por el silencio editorial y, desde la tapa, en título catástrofe reproducía, a modo de pretendida asepsia informativa, la frase EL PAÍS SE ENCUENTRA BAJO EL CONTROL OPERACIONAL DE LAS FUERZAS ARMADAS, que correspondía textualmente al primer comunicado de la junta de comandantes generales. Eso sí, al día siguiente no pudo contener el entusiasmo y el editorialista volvió a la carga para dispararle al causante de todos los males de la nación. De modo semejante al ni vencedores ni vencidos de 1955, el editorial de la fecha Sin ira y sin odio recordaba a sus lectores la “necesidad de no permitir el retoño de las semillas de la tiranía y la barbarie” que había introducido Perón desde su irrupción en la política nacional allá por la década de 1940 y volver a las prácticas virtuosas de “la generación que nos dio la constitución y logró la unión nacional”.
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Junto al general demócrata
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El diario de Timmerman encierra la tragedia y la paradoja. La Opinión hizo un trabajo diligente en pos del golpe. La supuesta existencia de militares democráticos representados por Videla justificaban ese apoyo para terminar de una vez con el caos peronista y reinstalar al país en el sendero de la racionalidad. Meses después Timmerman sería víctima de la racionalidad militarista al caer secuestrado y sufrir la tortura en carne propia. Afortunadamente la acción internacional lo salvó de integrar la lista de desaparecidos y una vez blanqueado (puesto a disposición del Poder Ejecutivo) se le retiró la nacionalidad y debió exiliarse. El destino del empresario periodístico llevaba la marca de la tragedia toda vez que Timmerman “complotaba abiertamente con los jefes militares para derrocar a Isabel Perón (...) la redacción estaba infiltrada por los agentes de los servicios de inteligencia militares” y su postura lo había llevado involuntariamente a asomarse a la interna militar. A partir de marzo la campaña de prensa de La Opinión recrudece desde el artículo editorial (2/3/76) que pone de relieve la figura de vacío político por el desgobierno, la parálisis legislativa y la crisis económica. La solución recorría clásicas expresiones de la serie golpista que asoló al país (1930-76, se exceptúa el alzamiento de 1943, una suerte de golpe del golpe, que dio por tierra con la continuidad fraudulenta de la Década Infame) como “la obligación moral de las Fuerzas Armadas para evitar la desintegración (...) puede tocarles tener el poder no para conquistarlo sino para reordenar a la República”. El 19 de marzo imprime mayor potencia al trayecto conspirativo y comienza a publicar en tapa una serie de estadísticas de la muerte bajo la forma de sueltos inquietantes, por ejemplo Un muerto cada cinco horas, una bomba cada tres para insistir al día siguiente dentro del cuerpo del diario con datos estimativos: Prácticamente un noventa por ciento de los argentinos habla hoy de la proximidad de un Golpe de Estado. También en tapa del 20 de marzo La Opinión termina por subir al partido militar al podio de las instituciones rectoras del país cuando reproduce el último comunicado castrense previo al golpe –como el resto de los medios-: DEFINE EL EJÉRCITO SUS ORIENTACIONES, donde se niega la voluntad intervencionista de los comandantes que en las horas previas habían estado reunidos bajo estricta confidencialidad. El 21 el diario apura el paso marcial y se esfuerza por mostrar su compromiso con el porvenir ordenancista mediante dos editoriales de tapa. Uno de ellos REFLEXIÓN, partía de un nuevo aniversario de la creación de los Granaderos para alentar a los comandantes en sus pretensiones, observando que San Martín primero ganó la guerra, volvió a la patria para hacer la guerra y recién después de asegurada la independencia dejó allanado el camino de la política. “Solo ganando esa guerra se aseguraba a los argentinos lo que la política no había podido ni estaba en condiciones de darles: libertad y seguridad” y remataba la pequeña y sibilina pieza con “...la celebración de ayer rescata ese gesto: llegó para la guerra y se lanzó a la guerra sin prejuicios ni timideces.” La segunda pieza de artillería editorial, BALANCE retomaba el truco de contar las horas del reloj de la muerte, que venía corriendo imparable, cargando de víctimas el escenario nacional. Hacía un raconto de los muertos por la violencia política durante la última semana y la comparaba con el período anterior, en una suerte de nivel de riesgo de asesinato político que ubicaban a la Argentina en el tope de la tabla, una posición intolerable que debía remediarse. Como si no bastara con herramientas tan idóneas para ponerle presión a la circunstancia, La Opinión pegaba en tapa, cual cartel propagandístico político, una información breve intitulada Será recordado Eduardo Lonardi, con motivo de los 20 años de la muerte del general que en 1955 derrocó a un Perón que por entonces había perdido el rumbo, de la misma manera que en ese momento lo estaba perdiendo su viuda. Para colmo de tapa la situación económica, bajo la óptica del diario, tampoco daba para la ilusión y anunciaba la DEBILITADA POSICIÓN DE MONDELLI EN EL GABINETE, después de las medidas anunciadas por el ministro para enfrentar la crisis. Si se avanza un poco más hasta el día 23, la portada de La Opinión da señales claras de que la hora por fin ha llegado. Titulaba el editorial, a todo lo ancho de página: UNA ARGENTINA INERME ANTE LA MATANZA, siguiendo con el tic tac de la metralla que contabilizaba un nuevo récord de asesinatos políticos y amonestaba a funcionarios y legisladores porque “ninguna voz oficial apareció aún por la cadena de radio y televisión para tranquilizar a los argentinos anunciándoles que no están inermes ante la matanza.” Al mismo tiempo en el editorial de tapa recordaba el emplazamiento que Videla había lanzado hacía tres meses con MAÑANA SE CUMPLEN 90 DÍAS DE LA APELACIÓN DE VIDELA, donde advertía que las circunstancias que habían dado origen al ultimatum militar seguían vigentes o aún empeoraban lo que evidenciaba “un inminente colapso de las instituciones”. En el día 26, a 48 horas de instalada la junta militar en el poder, el editorial de tapa REFLEXIÓN, ponderaba la paciencia inédita de los comandantes generales respecto del funcionamiento político y la disposición de servicio al país “con el menor grado de connotaciones políticas.” Y en una vuelta dramática de la historia el diario publicaba en tapa los comunicados militares, entre ellos el número 44 cuya normativa preveía la expulsión de extranjeros, tratamiento que poco tiempo después se le impuso al mismo Jacobo Timmerman. _____________________________________________
Golpismo transparente
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La Nación inició su tránsito golpista con cierta morosidad. Recién el 6 de marzo abandona a medias su prédica velada a favor de un corte del ciclo democrático y en uno de los editoriales apuesta por un nuevo orden republicano. La coyuntura política no podía ser peor para la inteligenzia del diario ya que “la crisis destruye el prestigio externo de la República y deshace el aparato productivo del país” pero la circunstancia sólo anticipaba un nuevo porvenir porque “el día a partir del cual se geste una política vigorosa y coherente de auténtica recuperación nacional (...) habrá comenzado un período prolongado de nuevos sacrificios, aunque necesariamente esperanzados, en nuestra capacidad de reacción.” El 19 de marzo la posición del diario es más transparente, ataca por el lado de la política económica y en un comentario editorial Coincidencias políticas para un programa económico tira sobre la mesa discursiva el repertorio liberal completo. Allí explica a sus lectores que la única alternativa para un programa económico –que por esos días alumbraba desde el gobierno- era un plan ortodoxo que incluyera la aprobación de una ley de presupuesto y una ley impositiva que fueran potables para el FMI y destrabe así un préstamo ya acordado. Desde luego el plan salvador debía restringir el gasto público y congelar vacantes en la administración ya que el aumento en la planta de la burocracia pública distorsionaba el mercado laboral por la incidencia del desempleo oculto, debían sincerarse los niveles de empleo. Respecto de las empresas públicas, si bien reconocía un equilibrio en su gestión por los recientes aumentos tarifarios, consideraba necesario devolver al sector privado muchas de las actividades que estaban en poder del Estado. Por último era menester un sinceramiento de precios y salarios para encauzar la economía por los cánones naturales, es decir hacia políticas de mercado puro. Si esto no se hacía de una vez por todas, hablar de una salida a la crisis sería ficción. En realidad, desde mayo del 73, el diario mitrista venía cargando contra la política económica que llevó adelante el ministro Gelbard. En particular se apuntaba al “avance de las regulaciones estatales sobre salarios, precios, crédito, comercio exterior y política cambiaria.” Pero a partir del 20 de marzo, las tapas de La Nación resultan más elocuentes por el uso de noticias seudopoliciales en la portada, algo poco frecuente en la edición de un diario reputado de serio al menos para el criterio de la época. Bajo el título Fue repelido un ataque extremista se daba cuenta de un hecho no confirmado en forma oficial, de la que sólo se habrían recogido versiones entre testigos respecto de un tiroteo entre supuestos extremistas y personal de Gendarmería, con un saldo de tres soldados heridos y la captura de “una bandera de un grupo subversivo que opera en la selva tucumana.” El 22, siguiendo esta línea, inicia una serie de noticias seudopoliciales originadas, todas ellas, en la ciudad de La Plata. Las tapas del 22, 23 y 24 dan cuenta de enfrentamientos de supuestos extremistas con personal policial en adyacencias del bosque platense, siempre de noche, sin víctimas de uno u otro lado y plagados de imprecisiones y versiones sin confirmar. Recién el 24, en la bajada de En La Plata la acción terrorista fue dominada dice que “habrían muerto 14 extremistas”. Pero retomando la función editorial y la empinada acción discursiva de los días previos al golpe, los editoriales de tapa desestimaban las expectativas sobre una posible solución de la crisis. Tanto el artículo La multipartidaria depende aún de algunas respuestas que se extendía en la falta de un acuerdo político concreto como en La búsqueda de acuerdos para hacer viable un plan económico donde insistía con la austeridad económica y un acuerdo general para “terminar con los mitos económicos de los últimos lustros” significaban en la visión del diario un claro mensaje de inviabilidad dentro del dispositivo constitucional. Si quedaba alguna duda La Nación se ocupó de disiparla al día siguiente en Escepticismo por el proceso en el ámbito parlamentario. Dicho artículo de tapa traía a cuento las expresiones de Ricardo Balbín, tiempo atrás, cuando declaró “no tener soluciones” luego de reunirse en el Congreso con legisladores radicales para describir la encerrona en la que se hallaba también la bancada oficialista frente a “la inminencia de un desenlace” y estar convencido de que “la instancia legislativa se había agotado”. El desenlace estaba a la vuelta de la esquina y, en la misma tapa bajo el título FF.AA.:jornada de expectativa, se consignaba el mutismo de los mandos militares pero la certeza y la esperanza resumidas en el párrafo final del artículo: “Es evidente que en las instancias actuales las Fuerzas Armadas no podrán quedar marginadas de una participación que, puede predecirse, habrá de ser decisiva en las próximas horas.” El 24 la direccion del diario respiraba aliviada y daba muestras de apaciguamiento informativo, y a todo lo ancho de tapa (primera edición) saludaba con Es inminente la asunción del poder por las fuerzas armadas mientras que en la bajada un austero Los comandantes generales rechazaron una propuesta tendiente a impedir la ruptura del proceso institucional acompañaba la versión del traslado de la presidente al sur del país en carácter de detenida. Concluía así un ciclo nefasto para la mirada purista del diario “una suerte de monarquía en la cual la viuda de un caudillo pretendió que el poder fuese un bien casi computable en el juicio sucesorio. Esta ambición femenina, propia de la reyecía del siglo XVIII, fue alentada por un pequeño grupo de amigos dispuesto a actuar como un núcleo empresario de las emociones populares atribuidas al eco del apellido convocante (editorial 25/3/1976).”

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Virtuosismo antipopular
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Ruptura del orden constitucional fue la máxima concesión semántica que desde los titulares de tapa hiciera el diario La Nación con el afán de eludir la expresión golpe de estado. Control operacional para La Prensa o la más audaz Intervención militar de La Opinión o el festivo Nuevo Gobierno de Clarín evidencian el favoritismo de los medios de prensa por la instancia castrense y el curioso velo que impedía asomarse a las consecuencias del acto sedicioso que se iniciaba. Desde los diarios, el periodismo no fue capaz de aventurar un pronóstico una vez traspuesto el límite de la legalidad. Pudo más el fastidio por ese gobierno que se aprestaba a dar pasos más decididos en dirección a un nuevo ciclo democrático, acortando plazos electorales y hasta poniendo la firma a las demandas militares en la lucha contra las formaciones guerrilleras (decretos de aniquilamiento), que el análisis equilibrado sobre las opciones políticas frente al desmanejo del ejecutivo.
Los diarios contribuyeron con eficacia, en virtud de su influencia en la opinión pública de entonces, al beneplácito o la resignación social por la irrupción militarista. Pero quizás la responsabilidad mayor es el menosprecio con el que atendieron a la dirigencia política y al andamiaje parlamentario, descartando cualquier opción por la vía de los mecanismos constitucionales.
Los tiempos cambian y las empresas también. Hoy La Razón es un vehículo comercial del grupo Clarín, en tanto el poderoso matutino Clarín dejó atrás ciertos principios economicistas y sus críticas se balancean al compás de los intereses que tiene como grupos económico dentro del país. La Prensa es casi un museo vivo del periodismo argentino, con escasa influencia en el actual vértigo informativo.
Pero el que se resiste al cambio y es fiel a su impronta conservadora es La Nación. Es cierto que muchos admiran esa coherencia editorial, que podría denominarse de golpismo auténtico y transparente que no siempre se encuentra en el periodismo opaco de la actualidad. Actor político de primer nivel, defensor de intereses inconfundibles, sin duda creíble para su lectorado, fiel a la letra escrita de la Constitución –no tanto al espíritu de algunos artículos que se alejan de los valores argentino-liberales que le dieran origen- es capaz de desempolvar vieja terminología golpista si las condiciones políticas le resultan incomódas, en particular a la hora de señalar errores de gobiernos peronistas. Bastaría con volcar algunos títulos recientes para sostener la anterior afirmación. Sería aún más ilustrativo ingresar en los editoriales o los comentarios de los columnistas políticos del diario que se dedican a golpear al actual presidente por sus defectos pero también por sus virtudes cuando anuncia medidas tendientes a amortiguar –ni siquiera rehabilitar- la caída de los sectores desfavorecidos por la estructura económica imperante. O mejor aún, recorrer todo el dispositivo comunicacional del diario, perseverante en cuanto a la temática, plagado de información y análisis que muestra a un presidente casi obsesionado por dominar a opositores y adeptos, listo para saltar sobre la norma constitucional y perpetuarse en el poder sin otras motivaciones. Y más todavía, con un elenco legislativo que solo aplaude las iniciativas presidenciales como si el régimen presidencialista fuese una aberración de estricto origen nacional y no una tendencia mundial que debilitó las estructuras parlamentarias, al margen de la crisis de representación que afecta a todos los países.

Así pueden leerse títulos sugerentes –seguimiento julio-octubre 2006- donde las apetencias hegemónicas de Kirchner serían comparables, en la extrema mirada del diario, al difunto Saddam Hussein en Irak. Intelectuales, columnistas del diario, columnistas invitados, entrevistas a personalidades extranjeras, comentarios de diarios del exterior y otras yerbas vienen como anillo al dedo para ilustrar el desmadre institucional. En títulos como “Las instituciones, ante un cóctel explosivo”; “Kirchner actúa como si él fuera un soberano”; “Confunde fortaleza con aislacionismo”; “La oposición, ¿no existe?”; “Napoleón y el poder”; “Los riesgos de gobernar a lo guapo”; “República declamada y república real”; “Los superpoderes serían permanentes”; “La oposición, en estado de alerta por la Constitución”; “El enigma de la democracia antidemocrática”; “¿Se propone Kirchner cambiar la Constitución?”, “El despertar de la conciencia republicana”; “Touraine habló del “populismo” de Kirchner”; “El aislamiento internacional de la Argentina”, todos de 2006, que parecen traer a la actualidad algunos vicios de 1976, rasgos de tradición golpista.
Lógicamente no se puede apelar hoy a la intervención salvadora de las fuerzas del orden porque estas se han subordinado al poder civil. Pero el ruido de los mercados puede ser tanto o más rudo que el de las armas y allí la prédica puede ser efectiva. Las inversiones no se subordinan a ningún civil y quieren garantías de rentabilidad aunque deban sacrificar cierta legitimidad en pos del beneficio y allí quizás, el veterano La Nación podría ofrecer los sofismas que den sustento a un nuevo orden económico.
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Fuentes consultadas

Díaz, César, La cuenta regresiva, La Crujía, Bs.As.2002.
Blaustein, Eduardo y Zubieta Martín, Decíamos ayer, Colihue, Bs.As. 1998.
Sidicaro, Ricardo, La política mirada desde arriba, Sudamericana, Bs.As., 1996.
Diarios La Opinión, La Nación, Clarín, La Razón y La Prensa, 1975-1976.

jueves, 4 de marzo de 2010

POLÍTICA. EL ARGENBOOK

Arranca el diálogo político en vísperas del festejo bicentenario

Un breve período de tiempo es como una muestra que se extrae al azar, no es una totalidad pero sí es una representación de lo que está ocurriendo en el año del bicentenario de la revolución de mayo. A la vista quedan los movimientos de los políticos profesionales y en los oídos resuenan las frases célebres de los más afectos a la exposición pública. Los últimos días de febrero y primeros de marzo de 2010 muestran el reinado de la sospecha, la desconfianza, las envidias, los resentimientos, las negaciones, las vanidades y otras tantos aspectos propios de una psiquis complicada más que de un entorno político propicio para apuntalar al país y concretar finalmente la eterna promesa de la Argentina feliz.
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De Narvaéz: - Perón me hubiese elegido a mí – confesaba el candidato a presidente (o gobernador) por Unión Pro, bajando dos tonos la voz frente a la pregunta de un periodista respecto de cuál sería la predilección del General frente a la sobreoferta de candidateables para el 2011.
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Duhalde: - Es posible, Perón bendecía a todos los candidatos - podría haber respondido el ex presidente y candidato por el PJ.
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De Narvaéz: -Perón habló de la necesaria evolución del peronismo, por eso me hubiese elegido a mí. _______________________________________________________________
Cuando en los 70 Solanas filmó Actualización Doctrinaria en Madrid, un documental donde Perón explica durante horas su ideario y estrategia se suponía que para llamar la atención del General habría que contar con argumentos más sofisticados. Claro, hoy la telepolítica simplificó el trámite y no es necesario descifrar al líder.

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Urtubey: - Yo quiero ser candidato del PJ – se agranda el gobernador salteño, un “pibe político” de 40 años que se anima a criticar a propios y ajenos y aún se le anima al mismísimo Néstor Kirchner. El respaldo del ex jefe de gabinete kirchnerista, Alberto Fernández, parece envalentonar al joven gobernador que piensa en las internas de 2011 bajo la nueva ley de reforma política.



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Pero la controversia central fue el armado de las comisiones en el Senado donde la oposición quiso hacer valer los resultados de las legislativas de 2009. La cuenta era muy sencilla: oficialismo 35 senadores, oposición 37 senadores, se alcanza el quórum y se vota la nueva composición con mayoría opositora en todas las comisiones. Pero un senador faltó a la cita: el ex presidente Carlos Menem prefirió los links de golf de la Rioja al tironeo de sus colegas a quienes les aguó la victoria.

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Menem: - No soy una cosa, soy un sujeto pensante, mucho más que la mayoría de los integrantes del Senado, por eso llegué a presidente - se descargó indignado desde una loma verde apoyándose en uno de sus palos de golf. Acumuló el desprecio de sus pares durante años y en los últimos tiempos nadie quería arrimarse a él. Al momento de hacer los números el arco opositor de senadores descontaba el voto anti K de Menem, aunque nadie lo consultó. Como si fuese una sombra indeseable, el riojano se debatía en una soledad política –que a fin de cuentas para un político es una soledad casi existencial- , sin voz, sin presencia en los medios, arrinconado en su tristeza. Pero la sombra reapareció, se corporizó, frágil pero relevante, y comenzaron los halagos y los mimos. Rodríguez Saá prometió hablar directamente con él, sin intermediarios, el diputado Ramón Puerta lo invitó a participar de su espacio político, el Peronismo Federal, y hasta el jefe de Gabinete, Aníbal Fernández, recordó el cariño que le tiene desde siempre, con la mínima esperanza de que Menem se dé vuelta y por esas cosas de la política se abstenga de votar.
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El clima para la apertura de las sesiones ordinarias estaba más enrarecido que nunca a partir del decreto presidencial disponiendo el uso de reservas para el pago de la deuda externa. Elisa Carrió anunció su faltazo e invitó a sus correligionarios a adherir a la medida para resguardar “la dignidad” de la política.
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Elisa Carrió: - No quiero pero debo ser Juana de Arco para vencer a Kirchner – idealizó Lilita después de reconocer que ella sería una de las dirigentes que no tendrían chance para las presidenciales de 2011 pero a partir de su sacrificio nacería la nueva república, libre del flagelo kirchnerista. Hacía rato podía adivinarse la poca disposición de Carrió de sentarse como legisladora frente a la presidenta, a esta altura la jefa de la Coalición le dijo de todo, porque la presidenta “hizo de todo”.
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Pino Solanas: -La política argentina es un tango grotesco, en vez de discutir una política de real desendeudamiento nos enfrascamos en estos mamarrachos institucionales. Es un escándalo. Tenemos el fallo del juez Ballestero que demuestra que la deuda externa es un fraude y ni los diputados ni los senadores están dispuestos a investigar - lamenta el cineasta en medio de la disputa por el DNU (decreto de necesidad de urgencia) que dispone el uso de reservas.
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El 1º de marzo de 2010 la presidenta Cristina Fernández inauguró un nuevo período ordinario con un discurso dicotómico en el que dividió a la Argentina en virtual y real. En el real puso todo el activo y en el virtual puso a los medios y su prédica alarmista: inflación creciente, bache presupuestario, crisis cercana. Al amparo de su militancia reivindicó la política tratando de lograr el beneplácito de una parte de la oposición.
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Presidenta: - La política está por encima de las corporaciones, no fuimos ni seremos gerentes de los grupos económicos.
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Sobre el final de la exposición Cristina Fernández anunció el retiro del DNU “judicializado” y la firma de un nuevo DNU que es casi idéntico al anterior. Mientras la platea opositora ardía de furia el Banco Central remitía el dinero al Tesoro para atender los pagos de deuda.
La desconfianza y el encono personal por ahora se adueñaron del escenario a pocas semanas de las celebraciones mayas, 200 años de desencuentro que se pueden resumir en el comentario de Felipe Solá, ex gobernador de la provincia de Buenos Aires y antiguo aliado de los Kirchner:
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Solá: - Yo estoy en el país real, que es el virtual de ella.
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martes, 2 de febrero de 2010

El tango atraviesa la dimension social y personal de los porteños

Un compañero de hastío, de amores y de resistencia

La canción de Buenos Aires refleja cada instancia de la vida de sus habitantes y es al mismo tiempo testimonio de circunstancias políticas y sociales adversas o venturosas. Esa realidad multidimensional del tango garantiza su proyección como género de la música popular junto a las demás expresiones artísticas del país. El sentido de la tanguidad, la misiadura, el laburo repetido, el desencanto amoroso entre otras variables tangueras permanecen como rasgos de identidad.

Por Ana María Oliver


El tango es compañía y testimonio, como si fuese un ser inmaterial que va en el alma de cada habitante torturado de la ciudad, de ahí su vigor. Sus letras expresan el mandamiento y el dolor de los porteños, se pegan a la realidad cruel pero sirven también para fugarse en los cielos de la esperanza o del suicidio. El tango es un escenario donde pululan los mitos y los fracasos pero en última instancia tiene la fuerza inusitada de la vida que late por encima del desencanto.

Roberto Arlt comparó al porteño
con el mono triste del zoológico

Arlt observó cómo la clase dirigente "se aunaba para aplastar la verdad" y determinar una sociedad inestable, cargada de angustia, donde el hombre se convertía en un simio triste.
Los poetas supieron y saben cuestionar la vida porteña, sus circunstancias, las diferencias sociales, la alegría, el rencor, la burla, la soledad, en fin, los hechos que pintan el devenir ciudadano. En sus versos siempre aparecen la musa del desencanto, la queja, el reclamo, el alma fanática que abriga un resto de amor y muchas veces el grito de rebeldía, de dolor o de nostalgia. Esa nostalgia, que es uno de los rasgos definidos del sentir rioplatense, habita en la memoria con la pena por lo perdido y no se puede ocultar. Al entrar en la década infame de los años 30, Discépolo, en su Yira, Yira, asumía las tristezas, el escepticismo, el prejuicio y la soledad del alma como constantes en sus letras: “Cuando rajés los tamangos/buscando ese mango/que te haga morfar.../¡la indiferencia del mundo/que es sordo y es mudo/recién sentirás!...”



Edmundo Rivero


Treinta años después –mientras presidía el país Juan Carlos Onganía, un general con vocación imperial- Mario Battistella, junto con Edmundo Rivero, exaltan en Bronca, un tango que en su momento fue prohibido (escuchar en http://www.youtube.com/watch?v=i9tcMoylkac), el malestar social y la crisis política, económica y moral, y traduce una de las denuncias más virulentas de los tiempos en que los militares azules y colorados solían enfrentarse: “Por seguir a mi conciencia/estoy bien en la palmera/sin un mango en la cartera/y con fama de chabón/Esta es la época moderna/donde triunfa el delincuente/y el que quiere ser decente/es del tiempo de Colón/Los ladrones van en coche/Satanás está de farra/y detrás de la fanfarria/salta y grita el arlequín./Es la hora del asalto,/sírvase que son pasteles.../¡y así cuidan los laures/que supimos conseguir/”.
Dice Tulio Carella que la tanguidad es la síntesis de la vida porteña, son hechos e intensidades pasionales expresados a través de letras que no surjen de la imaginación del poeta popular sino que fueron hurgadas en un mundo corrompido y sin fe, en las sordideces cotidianas, o que encarnaron en un sentimiento de soledad y vacío moral, de quiebra de valores. El tango no es solamente verso, música, canto, baile, sino que enlaza emociones, geografía, sociedad, modos de vida, sentimientos, juicios, razón suficiente para que el hombre de Buenos Aires lo vincule con el alma de la ciudad. Es decir existiría un estado de ánimo de Buenos Aires, con una identificación tanto física como social. _______________________________________________________
Al ritmo del compás peronista
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Los cambios sociales que introdujo el peronismo se vieron reflejados en la expresión poética y musical de la ciudad, de sus barrios y calles, así como también en la situación de la mujer dentro del repertorio tanguero, pasando a ser protagonista a la par del hombre luego de ocupar un rol secundario desde el origen de la canción porteña. En los años 40 José Paradise compone Se acabó la mishiadura, con un fuerte apoyo al gobierno peronista y a su política social porque “a nadie le falta plata en la billetera y hasta los presos están contentos porque les sacaron el traje a rayas.”
En cambio, el tango gardeliano con más de 70 años de vida, se manifiesta invariable pese a los avatares y personajes -arrabales, conventillos, malevos, crímenes, junto con el descomunal desarrollo de las comunicaciones- y es una fuente válida para entender la psiquis popular, como representación cultural de un modo de ser que atraviesa toda la historia del Buenos Aires contemporáneo.
En cuanto al hombre actual quizás pueda encarnarse en El hombre que está solo y espera, de Scalabrini Ortiz, habitado por un fantasma sin voz que masticaba en silencio sus ironías, un romántico que escapaba de sí mismo a través del alcohol o la amistad, o que se encerraba en su penuria, dándole la espalda a la vida como en un ataúd “practicando una rara forma de suicidio: la de seguir viviendo”. O acaso el argentino de hoy pueda ser el simio triste de Roberto Arlt “ensordecido por la noche de comerciantes, militares, políticos e industriales aunados en la tarea de aplastar la Verdad”. Los bruscos y constantes cambios en las políticas económicas terminan afectando el ingreso y producen una inestabilidad que genera resentimientos y angustias y al mismo tiempo favorecen el desarrollo de la viveza como vicio más que como virtud, tres valores que también se encuentran en lo más profundo del tango. A propósito de estos valores, pero en referencia a la denominada segunda década infame de los años 90, Ernesto Pierro en el tango De ayer a hoy destila estas características: “Los que antaño se colgaron de la piola del Estado/del currar privatizado cuelgan hoy./Los que siempre censuraron pechos, nalgas, genitales/hoy nos muestran, a raudales, su impudor/Los que ayer nos apalearon ¡Meta y ponga, dale y dale/se hacen hoy los liberales ¡Por favor!/Los que ayer se nos mostraron como próceres morales/hoy ocupan los altares de la diosa corrupción..."
Y más aún, en la poscrisis de 2001, un joven poeta, Alejandro Szwarcman en Tiempos posmodernos describe: “A la hora que agoniza la oficina/y la gente espera el subte en el andén./allá abajo en la estación/la verdad y la ficción/toman juntas de regreso el mismo tren.../Y a lo largo de la hilera interminable/de simétricas pantallas de TV/las imágenes de un clip/multiplican un “eslip”/y a un pastor que grita más que lucifer/En un burdel surrealista/un onanista hace el amor por Internet/ y una maestra sin laburo/tuesta un cacho de pan duro/en un horno microondas japonés/Es que ya ves ¡Se pianta el siglo!/Seremos hijos del progreso/y del “estress””/ y yo no entiendo como es esto/que ando siempre con lo puesto/y jamás puedo llegar a fin de mes”. Estos versos confirman la mirada sabia de Leopoldo Marechal que alguna vez sentenció “El tango es una posibilidad infinita”.
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Fuentes consultadas
El tango, una aventura política y social, Tabaré de Paula, Todo es Historia nº ll.
Política y Tango, Alfredo Mascia.
Lo social y político en el tango. Colección de fascículos Tango, un siglo de historia. Perfil l980.
El hombre que está solo y espera, R. Scalabrini Ortiz.
Tango Nómade, R. Pelivski,
La escuela de todas las cosas.
brutalargentina