lunes, 27 de junio de 2011

OPINIÓN. El sindicalismo con escasa representación


La unión hace la fuerza pero conduce Cristina


Hasta que se concretó el armado de listas de candidatos para las próximas elecciones medios, analistas y por ende parte de la opinión pública percibían a la Presidenta como una suerte de rehén político de Hugo Moyano. El mito de la ingobernabilidad del país sin el peronismo y más aún con la CGT en contra se volvió a agitar una y otra vez. La teoría del sindicalismo salvaje llevándose por delante las instituciones se vio favorecido después del exabrupto del líder sindical cuando arengó a los trabajadores a parar el país en medio de su enredo judicial, bajo la causa de los medicamentos adulterados. En paralelo, la cúpula de la central sindical presionaba mediáticamente por lugares en las listas mientras el Ejecutivo mantenía silencio.
Cuando murió Néstor Kirchner, los especialistas y parte de la oposición renovaron sus dudas sobre la capacidad de gestión de Cristina y abrían interrogantes acerca de su aptitud como conductora del movimiento. Quizás el sindicalismo subestimó esta faceta y el resumen de cuenta presidencial con la designación del ministro Boudou como candidato a vicepresidente y sobre todo la imposición de los lugares en las listas de candidatos de casi todos los distritos les cayó como balde de agua fría por la escasa representación sindical.
NOMINADO. Bodou feliz en Olivos después de conocerse su candidatura
Enérgicos defensores del modelo como el líder de los judiciales, Julio Piumato, reconocieron públicamente su desazón mientras invocaban la memoria histórica del peronismo. Desde la memoria el sindicalismo acude al legado de Perón expuesto en Modelo Argentino para el Proyecto Nacional (1974) donde propiciaba la representación gremial en el Parlamento como contrapeso de las corporaciones empresarias que siempre disponen de eximios lobistas dentro del ámbito legislativo. Pero la memoria no alcanzó para torcer el dibujo político y fue entonces que el mismo Piumato y Juan Carlos Schmid, ambos integrantes del Consejo Directivo de la CGT, se bajaron indignados de sus respectivas listas en Capital Federal y en Santa Fe.. El jefe de los taxistas, Omar Viviani, estuvo más reflexivo e invitó a sus compañeros a un análisis de la cuestión, convencido de que la estrategia no había sido la mejor. Pasado el mal trago, el ministro del Interior, Randazzo habló con Moyano y entibió la relación. El mensaje sigue siendo el mismo: la alianza estratégica entre la columna vertebral (el movimiento obrero) y la cabeza (conducción política) no se rompe pero por ahora manda Cristina.