martes, 6 de enero de 2009

ROCK. La libertad artística vale más que 1000 premios

En la música, la lucha por la independencia es cruel y es mucha


Seis de los principales exponentes de la escena under porteña Florencia Ruiz, Andrés Centrone, Carolina Pacheco, Martín Kraut, Cristian Aldana y Julio Breshnev opinan acerca de las multinacionales de la música, la distribución por Internet y la dura batalla que dan a diario los artistas independients. La Unión de Músicos Independientes aglutina a más de 2700 solistas que optaron por el amor incondicional a la música.


Por Félix Ramallo

En esta batalla no hay armas ni tiros, tampoco se ve la sangre correr pero la supervivencia es toda una odisea. Para mantenerse a flote apelan a la mística del sacrificio y el compromiso absoluto, la vida artística se entrega por un ideal: la independencia.
Los artistas independientes pelean la diaria por amor al arte, sorteando los obstáculos que le pone el mercado y la necesidad de sobrevivir. Son managers, músicos, distribuidores, productores y la lista sigue. Son malabaristas de la multifuncionalidad, para ellos el NO SE PUEDE está fuera de cálculo.
Los músicos eligen este camino por varios motivos. Algunos no están de de acuerdo con la postura de las discográficas multinacionales y su manera de ver el arte como un negocio, otros lo ven como la única forma de mantenerse fiel a sus ideales artísticos y a poder expresarse libremente. La cantautora Florencia Ruiz, una referente de la escena under porteña, adhiere a esta última: “Para mí un artista independiente es quien trabaja con libertad”. Andrés Centrone, baterista del grupo Boreales, sostiene que “el artista independiente surge de una necesidad de expresarse a pesar de los grandes sellos que editan solamente bandas comerciales”.
Por otra parte, la cantautora Carolina Pacheco -más conocida como señorita Carolina- opina que “en un punto el artista siempre es independiente ya que elegir uno u otro sello es una decisión adulta y propia, siempre y cuando sea consciente de la letra chica del contrato, si la hubiese”.
Martin Kraut, bajista de Carmensandiego, cree que “englobar al Señorita Carolina artista independiente es un error y un facilismo” y agrega: “ponerse el sello de indie es atravesar la música como una cuestión ajena a la creación: hoy por hoy en tu casa o hasta en un ciber, por dos pesos la hora, podrías grabar un disco que recorra el mundo”.
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Existen 2.800 millones de discos de la independencia
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Al formar parte de un sello independiente o autogestionando sus propios discos, los artistas se encuentran con aspectos tanto favorables como negativos. “El principal aporte que te dan los sellos independientes es la difusión”, comenta Centrone y agrega que “en general los sellos independientes son chicos y no populares eso hace que no tengas la obligación de salir a ‘vender’ la banda y por ejemplo, tocar en grandes festivales sponsoreados a las tres de la tarde, donde no hay nadie y con bandas que por ahí no tenés ganas de compartir el mismo show”. Fede Cabral, cantante de Sancamaleón, ve como positivo “la libertad para hacer las cosas, nadie te dice lo que tenés que hacer”. Por otra parte, las contras son muchas, sobre todo en cuanto a lo económico. “La inversión es 100% del artista. Tanto económica, de tiempo o de trabajo. No tenés alguien que te respalde para la distribución, ni gancho para entrar en festivales masivos, o incluso en ciclos pseudo independientes. Tampoco tenés un manager, si es que podés costear uno. También es mucho más difícil conseguir sponsors que te vistan, peinen, difundan y banquen”, afirma Srta. Carolina.
Para tratar de solucionar todos estos problemas, un grupo de artistas independientes, liderados entre otros por Cristian Aldana, cantante y guitarrista de El Otro Yo, formaron la Unión de Músicos Independientes (U.M.I.), donde brindan ayuda en cuanto a la distribución, fabricación y producción de la obra de los artistas.
En el sitio Vetamadre
web http://www.umiargentina.com/,
la organización cuenta
con más de 2700 solistas
y bandas afiliadas y más de 2.800 millones
de discos firmados por convenio de la U.M.I.
El principal reclamo de los artistas hacía las discográficas multinacionales es su falta de compromiso con el arte y la visión de la música como producto. “Como en cualquier empresa, todo se basa en vender un producto, y en ese afán de vender no les importa si es artístico o no. Pueden vender zapatillas como vender música”, sentencia Julio Breshnev, cantante y guitarrista de Vetamadre.
A diferencia de otros países, los directores artísticos de las compañías no salen en busca de artistas emergentes, de nuevos talentos; sino que siguen invirtiendo en músicos ya consagrados. “Sospecho que parte de eso sucede gracias a la vorágine del negocio, no tienen el tiempo para que el artista desarrolle y madure su concepto y su música. Es un tema.”, reflexiona Pacheco. Por otra parte, Kraut considera que la búsqueda tendría que provenir de la gente. “¿Cómo pedirles a las multinacionales un cambio de elección de artistas si la gente compra Arjona y Teen Angels? La época en que lo más popular eran músicos como The Beatles, Bowie o Charly quedó lejos, aunque por suerte la buena música nunca va a desaparecer. Después no se le puede exigir tantos cambios ya que es su propio negocio, pero proponen un control y una invasión al artista que es muchas veces asquerosa”.
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Murió el disco, no la música
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El vertiginoso descenso de la venta de discos y el furor del download son dos sucesos que tocan al músico muy de cerca. Las multinacionales desesperan al no saber que hacer para frenar la descarga de canciones por Internet. “Negarse a Internet es negarse a algo irremediable. Y más allá de ideologías o posturas, la red es una herramienta”, señala Kraut. Fede Cabral comenta: “yo me bajo discos, la gente lo hace”. Por otra parte, Florencia Ruiz asegura no haber caído bajo las fauces del gigante tecnológico. “Nunca bajé nada de Internet. Dos de mis discos se venden en la red y los demás los podés encontrar para descargarlos gratuitamente. Yo no los subí pero no puedo luchar contra eso”.
De la rockola al Myspace, la difusión y los soportes de transmisión de la música han variado drásticamente. “Creo que Internet es un medio enorme para que la música se conozca y para mí es muy importante que mi música llegue, que no tenga fronteras”, comenta Ruiz. El sitio Myspace es uno de los principales precursores de una “música sin fronteras”, ofreciendo la posibilidad de mostrar sus canciones y promocionar sus obras de manera gratuita para todo el mundo. “No creo que aumente la exposición, por ahí la facilita, pero al haber tanta demanda de bandas no se termina de escuchar de verdad una obra como es un disco. Se tiene todo para no tener nada”, opina Centrone.
Uno de los principales temas de debate acerca de la transferencia de música por Internet, es su distribución gratuita. “Estoy a favor de la distribución gratuita, no sé si pueden hacerla todos los artistas, pero es decisión de cada uno y me parece genial que se abra la cancha y artistas como Radiohead dejen que la gente decida el precio de la obra”, sostiene Señorita Carolina. Andrés Centrone prefiere el formato tradicional del disco, de todas maneras, está de acuerdo con la distribución gratuita. “La idea de la música gratis me parece bien, los discos siguen estando caros”. Tajante y apocalíptico, Cabral remata: “Los discos no se venden más”.